PATATAS A LA IMPORTANCIA
May 17 2014

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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No recuerdo ahora el nombre del historiador que afirmó que «solamente por los alimentos que Europa recibió de América ya se justificaba la hazaña colombina y conquista del Nuevo Continente.

La patata, tubérculo llegado a España, vía Sevilla, en 1542, es un ejemplo. Curiosamente, ya en suelo español, hasta fue rechazada en sus comidas por los pobres acogidos en el Hospital de Caridad sevillano.

Dos guerras «europeas» (la de los «30 años» y la de los «7 años») y la sabia y oportuna intervención de Antoine Parmentier, en la corte francesa de Louis XVI y María Antonieta, lograron que el pueblo se inclinara con entusiasmo al consumo de tan exquisito alimento.

Se dice que la reina María Antonieta adornaba el escote de sus vestidos con flores de patata; unos afirman que con afán de promoción del tubérculo, otros -los mal pensados- insinúan que era «picardía de tentación» para que algún cortesano «introdujera dulcemente y sin mala intención… su mano en la zona» para adueñarse del ramito.

La patata es alimento-ingrediente que «va con todo» y, apurando el concepto, hasta «va con nada». Fíjense qué ricas y sabrosas son las patatas simplemente asadas al horno, máxime si luego las acompañan con un toque de mantequilla y un espolvoreo de perejil.

Cuando yo trabajé en Sahagún y, soltero aún, residía en el Hotel-Restaurante Sergio, María, dueña y responsable de cocina preparaba unas PATATAS A LA IMPORTANCIA que eran una verdadera delicia. Mi compañero de mesa, don Joaquín Pamparacuatro, me informó que ese modo de preparación tenía origen castellano-leonés, concretamente palentino, y muy vinculado a la cocina sahagunera por razones de intercambio cultural debido al peregrinaje jacobeo.

Este guiso-fritura, muy sencillo, engalana con su nombre (A LA IMPORTANCIA) la humildad de su esencia: lonchas finas de patata cocida que, rebozadas en harina y huevo y fritas, dan unos hervores en una salsa española.

Ya en plan más de presumir puede hacerse así: con dos lonchas finas de patata cocida y una loncha de jamón serrano se forman un a modo de emparedados, se rebozan en harina y huevo, fríen en aceite y, ya en cacerola, dan unos hervores con una salsa española.

Se ofrecen con un espolvoreo de perejil picado…. Sergio, María., don Joaquín, Sahagún… ¡qué recuerdos!

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