POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE

Esta semana se presume como importante, porque en las cocinas de los partidos políticos se van a elaborar menús experimentales para seleccionar el mejor de todos ellos de cara al certamen de investidura municipal, fijado para el próximo día 13, día de San Antonio en Madrid, el santo casamentero, patrón de las modistillas, de las majas y las manolas, fecha en la que una Manuela, apellidada Carmena, podría ser la nueva alcaldesa, si es que llega a un acuerdo con el chef Carmona para elaborar un menú donde se mezcle lo dulce con lo salado, lo agrio con lo suave y la poca sal con la mucha pimienta.

Consensuar menús de investidura no será fácil en ninguno de los casos, sobre todo cuando hasta hace poco, los cocineros se tiraban los platos a la cabeza, y cada uno trataba de fastidiar el guiso ajeno, incluso atizando la candela para ver si se socarraba. Parece que en la cocina de la izquierda va a haber acuerdos entre PSOE y Podemos, aunque Pablo Iglesias le puso guindilla, que digo, chiles o jalapeños, a algunos miembros socialistas, entre ellos, Carmona, el que tiene que dar el sí a la investidura de Carmena, al que Iglesias llamó «subnormal» y otras lindezas, aunque las ofensas, como las palabras, se las lleva el viento del interés común, y, pelillos a la cazuela. También el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dijo en su día, no hace tanto, que jamás pactarían con partidos populistas, que amparan el régimen bolivariano de Venezuela, en clara referencia a Podemos.

Pero, como decía Tierno, una cosa es lo que se promete en las elecciones y otra lo que se hace después. Una cosa es lo que se insulta o lapida de palabra en un momento oportuno y otro el ejercicio de tragarse las palabras cuando la situación lo aconseja. Y es que en política, los alimentos e ingredientes más antagonistas, pueden conseguir una mezcla de sabores no agradables al paladar, pero que sirve para alimentarse. Habrá, seguro, pesadilla en la cocina.

Fuente: http://www.madridiario.es/