Tal día como hoy, pero de 1562, que fue domingo, en la plaza de Santa Catalina, de Murcia, se celebró un auto de fe cuya relación firman los inquisidores don Jerónimo Manrique y don Francisco de Ayanz, anteponiendo ambos a sus respectivas firmas el título de licenciado. En él fueron procesados los blanqueños:

Por generación de moros (secta de Mahoma): Alonso Pérez Absuelto Pedro Tomás Montoro Absuelto Juan Rodríguez Bernal Absuelto Mari Bernal Adjuró de vehemente; 20 ducados Diego de Blanca Adjuró de vehemente; 50 ducados Luisa Dato (su mujer) Adjuró de vehementi. 10 ducados María de Blanca Abjuró de vehementi Ginés de la Torre Abjuró de vehementi Pedro Bernal de Rodríguez Adjuró de vehementi; 50 ducados

Abjurar de levi o vehementi son los términos que usaba el Tribunal de la Inquisición para denotar que un reo se había desdicho con juramento del error contra la fe, notado con leves o vehementes indicios.

Por ceremonia y secta de Mahoma: Diego de Medina Reconciliado con hábito; seis meses de cárcel; confiscación de sus bienes Mencia de Medina (mujer de Luis Rami Reconciliada con hábito; seis meses de cárcel; confiscación de sus bienes Luis Rami Allide (alcalde) Relajado, brazo seglar; confiscación de bienes (pagó con su vida) Luisa Serrano (viuda de Diego el Rojo) Reconciliada con hábito; dos años de cárcel; confiscación de bienes Francisco Jufre Relajado, brazo seglar; confiscación de bienes (pagó con su vida)

Nota: La Inquisición era un tribunal eclesiástico por lo que no podía condenar a la pena capital de ahí que «relajara» a los reos al brazo secular que era el encargado de pronunciar la sentencia de muerte y de conducirlos al lugar donde iban a ser quemados -estrangulados previamente mediante garrote vil si eran penitentes, y quemados vivos si eran impenitentes, es decir, si no habían reconocido su herejía o no se habían arrepentido-. La relajación se producía durante el auto de fe, en el que no se ejecutaba a nadie, sino inmediatamente después y en otro lugar.