EDUARDO JUÁREZ VALERO, HISTORIADOS Y CRONISTA OFICIAL DEL REAL SITIO DE SAN ILDEFONSO (SEGOVIA), PUBLICA `VENECIA Y EL SECRETO DEL VIDRIO´
Eduardo Juárez Valero, historiador y cronista oficial del Real Sitio de San Ildefonso, acaba de publicar un trabajo que le ha tenido embebido durante muchos años: `Venecia y el secreto del vidrio´ (Catarata). Su condición de investigador y su pasión por la historia y la elaboración del vidrio han dado como resultado una monografía histórica apasionante que nos retrotrae a la Venecia del pasado, capaz de desarrollar una estructura de inteligencia dirigida a preservar su secreto mejor guardado, la fórmula del vidrio, y con él, su monopolio.
–¿Cómo empezó a investigar sobre este asunto?
–Es una locura que empieza en 2004, con un curso que hice sobre servicios de inteligencia. Me apasionó de tal manera que, hilándolo con el vidrio (siempre había oído hablar del secreto del vidrio veneciano), decidí hacer la tesis doctoral sobre este tema. Seis años dediqué a la investigación. Debo ser el único de España, quizá de Europa, que investiga sobre estas cosas.
–¿En qué centró su investigación?
–`Venecia y el secreto del vidrio´ es una investigación sobre el origen de los servicios de inteligencia, pero sobre todo de la gestión de un secreto. Los venecianos fueron capaces de proteger un secreto, una información privilegiada, con el objetivo de controlar y mantener el monopolio de la fabricación y comercio del vidrio. El libro refleja la lucha que Venecia libró contra aquellos que quisieron descubrir su secreto, principalmente los altareses, que hicieron todo lo posible por liquidar ese monopolio. Para que se nos entienda, los venecianos eran, por ejemplo, Armani, y los altareses, los chinos actuales, que todo lo copian. A partir del siglo XIV Venecia desarrolla una estructura de inteligencia que desembocará, ya en el XVI, en el primer servicio de inteligencia de importancia.
–¿Hay algo de lo que ha descubierto que le ha llamado especialmente la atención?
–Muchas cosas, claro. Pero hay algo muy curioso. Estos tipos, los venecianos, cifraban las fórmulas y ya se las podían robar, que el resultado, a la hora de aplicarlas, nunca sería el mismo. Los venecianos utilizaban técnicas de encriptado, e incluso un lenguaje propio, con el objetivo de confundir a quien pudiera robar un libro de fórmulas. Era relativamente fácil entrar en un taller y apropiarse de esas fórmulas de los maestros vidrieros. Pero el hallazgo principal del libro es ese funcionamiento de la estructura de inteligencia encaminada a proteger el secreto que los venecianos fueron capaces de levantar, y cómo afectó después a la regulación jurídica de todos los vidrieros venecianos.
–¿Le llevó a Venecia la investigación?
–No, porque no tenía dinero (risas). En serio, gracias a las redes virtuales y al acceso remoto a la documentación ha sido posible. Es un gran avance. El resultado es un libro de historia, una monografía histórica, un ensayo con el que estoy muy contento. El camino hasta verlo publicado ha sido espinoso, pero ha merecido la pena. La editorial Catarata ha hecho un buen trabajo y el respaldo de Saint Gobain ha sido decisivo. Les estoy muy agradecido. La tradición vidriera del Real Sitio de San Ildefonso, que surge en el XVIII, también aparece en alguna ocasión.
Fuente: http://www.elnortedecastilla.es/ -Carlos Álvaro