POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

Las lunas de marzo hacen avanzar el calendario litúrgico y llegamos a Pentecostés en junio, como si de una despedida primaveral se tratase con toda solemnidad. Cuando con el primer domingo de junio salen al aire los pendones de Fariza se representa el genio de una raza en un escenario único que guarda y conserva con celo y fervor uno de los espectáculos más representativos de un pueblo, con una historia y unas tradiciones en las que no ha hecho mella el paso del tiempo.

Y si eso ocurre el primer domingo de junio, víspera de grandes acontecimientos nacionales, nada digamos hoy cuando la Virgen de la Concha acude a la invitación de su hermana la Virgen de La Hiniesta, que el 25 de abril recibió en la solemne rogativa de San Marcos.

Y como continuación, el 14, cuando la real y muy antigua e ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano celebran su fiesta anual con el correspondiente ceremonial y rito propio, recepción de nuevos hermanos, todo envuelto en el atractivo y fervor que emana de la belleza y encanto del rito mozárabe.

En resumen, unas buenas vísperas las que se están organizando de cara a ese 29, festividad de San Pedro, cuyas ferias del ajo y del barro son hitos muy marcados en el mercado nacional. En el caso del barro, ha saltado las fronteras hace ya muchos años. Con su pregón y ambas con el correspondiente protocolo de las inauguraciones acompañadas de ese agradable y festivo ambiente que siempre deja caer algún detalle más o menos sugestivo servirán de tema de tertulia en adelante.

Unas buenas vísperas son siempre el presagio de unas mejores ferias y fiestas. Y así lo esperamos y deseamos todos.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/