
POR JOAQUIN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Las lluvias pertinaces inundaban las calles Nueva y O’Donnell, debido a las avenidas provenientes del monte El Castillo. La Corporación municipal estaba preocupada, pero no encontraba la solución. Todos los arrastres de agua, barro y piedras hacían de la calle O’Donnell un lugar intransitable, a la vez que se inundaban sus casas. Procedía abrir una calle que sirviera de aliviadero entre la calle Nueva y la carretera.
Un día se recibe en el Ayuntamiento, una carta remitida por Francisco Tomás Ayala y varios vecinos del pueblo, manifestando haber adquirido la propiedad de un corral en la calle Nueva, 14; propiedad de doña María Carrillo Moreno, cediéndolo, gratuitamente, al Ayuntamiento, con la condición de que lo dediquen a calle pública, para que sirva de desagüe, evitando las grandes avenidas que inundan la calle O’Donnell.
La Corporación, en sesión del día 5 de julio de 1928, por unanimidad, acuerda aceptar la donación de dicho corral y dedicarlo a calle pública y derivación de las aguas hacia la carretera.
Los miembros de la Corporación municipal publicaron un escrito en el que agradecían a los vecinos que, con Francisco Tomás Ayala, a la cabeza, habían adquirido dicho corral y donado al Ayuntamiento, de forma altruista.