
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Solamente se de ella -me refiero a la moza de la foto- que se llamaba Celestina; que era de Tineo; que, cuando analfabeta, aprendió a leer y a escribir con un novio gijonés, marinero, que se llamaba Ciriaco; y que, muy joven, entró al servicio del matrimonio gaditano formado por el Excmo. Sr. don Bernardo Manuel de la Calle Caballero (1827-1887) y su esposa doña Margarita Fernández de Bitancourt; Marqueses de La Calle, según título Pontificio concedido el 11 de julio de 1880 por S.S. León XIII. Su residencia estaba ubicada en la calle Ahumada, nº 2, de Cádiz.
Su destino fue el de niñera (la niña que sostiene en brazos es la nieta de los marqueses, Joaquina de Lizáur y de La Calle, y fue realizada esa fotografía en 1883), para, posteriormente, responsabilizarse de las cocinas de la casa.
Se ha dicho que «el diario» es la literatura del alma, la grafía del amor. Para una cocinera su «diario» es su recetario, su libreta donde, día a día, anota enseñanzas y experiencias. Celestina escribió su diario de cocina, su recetario, felizmente recuperado por la Asociación de Hostelería de Tineo que lo editó en 2005.
En sus páginas se descubren platos curiosísimos y títulos de recetas que forjan sonrisas con retazos de historia: «Timbal amadeísta» (en alusión al rey Amadeo I), «alfajores carlistas»; «bizcochos sagastinos» (en recuerdo de don Práxedes Mateo Sagasta, presidente del Gobierno); y como hoy, 14 de abril, le viene al caso, también hay una cita de BIZCOCHOS REPUBLICANOS, creada entonces en memoria de la I República.
Este es su texto original: «Una libra y tres cuartos de harina; una cuarta de azúcar: otra de manteca de Flandes; dos vasos de leche fría en verano. Se bate a una mano siempre y se le va agregando la harina. Cuando está listo se extiende sobre una mesa y se trabaja con el rollo para extenderlo. Se cortan los bizcochos de la cochura que se quieran y se van poniendo en un plato que se humedece antes untándolo con una pluma mojada en leche. Se cuecen a horno templado».
Ahora ustedes, si lo desean, experimenten.