
POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La factura de cada uno de los 54 eurodiputados españoles que serán elegidos el domingo, entre sueldos, dietas, gastos y viajes pagados y dinero para contratar a sus asistentes, suma más de 500.000 euros anuales, ¡qué maravilla!, si es que sale de las arcas europeas; algo de eso entrará en España, llegará a los hijos y nietos de estos esforzados, repercutirá en sus alrededores y, en consecuencia, proporcionará alegrías colaterales. Los políticos deben estar bien pagados para que accedan a esos puestos los mejores y defiendan a sus pueblerinos de la mejor manera. Además, vivir fuera de casa es durísimo, sobre todo en Bruselas, donde cierran los bares tan pronto, y es caro: a 23 euros cobran la potita de «moules frites» en Chez Léon, al lado de la Grand Place, o en el Pré-Salé, en la rue de Flandres; ahora pon un segundo, postre y vino. ¡Coñe, qué fácil es hacer demagogia contra estos pobres exiliados!
Fuente: http://www.lne.es/