
POR JULIAN CABALLERO, CRONISTA OFICIAL DE ALCOBENDAS (MADRID)

Como estreno e inicio de mi cargo de Cronista Oficial de la Villa de Alcobendas, permitidme que os haga una crónica histórica de nuestro escudo municipal que es el que en tan espléndido repostero preside este salón de Plenos en el que nos encontramos.
Alcobendas fue aldea madrileña al menos desde 1208 en que Alfonso VIII así lo decretó cuando deslindó términos entre Segovia y Madrid. Y lo fue hasta el año 1369 en que tras la batalla de Montiel el rey Enrique II castigó a Madrid por haber apoyado a su hermano Pedro I y segregó y donó sus aldeas de Alcobendas, Cobeña y Barajas a Pedro González de Mendoza su mayordomo real. Desde entonces, durante ochenta y cuatro años Alcobendas, como señorío, estuvo en poder la noble familia de los Mendoza.
Como sabemos, los señoríos eran moneda de cambio y se prestaban, como cualquier otro título de propiedad, a la sucesión, donación, compra, permuta o trueque. Así, en el año 1453, Íñigo López de Mendoza, el célebre marqués de Santillana, permutó Alcobendas por la alcarreña villa de Torija con Gonzalo de Guzmán, conde de Gelves. Éste, al año siguiente, permutaría Alcobendas por Valdenebro (Valladolid) a Diego Romero, contador mayor real y alcalde mayor de Toledo quien, a su vez, en el año 1457, permutaría nuestra villa junto con la de Polán (Toledo) con el segoviano Diego Arias Dávila, contador mayor real del rey Enrique IV, por la villa de Carmena (Toledo) y un juro de heredad. Llega así la potentada e influyente familia Arias Dávila como señores de Alcobendas, y como tal que se va a mantener hasta el siglo XIX.
Con Diego Arias Dávila llega a Alcobendas en el 1457, como símbolo de su poder, el escudo de armas que él se había diseñado y que era descrito, por primera vez, en el año 1462 en la escritura de constitución del mayorazgo que constituyó en favor de su primogénito, conservada en el Archivo Histórico Nacional: “A la mano derecha una cruz hueca colorada en campo blanco y en la parte de mano izquierda un águila en campo blanco y en la parte de abajo un castillo blanco en campo verde”.
En origen la cruz haría alusión a la fe católica de Diego Arias. El águila era un símbolo muy usado en la heráldica de ilustres familias y representaría la valentía en el combate. Símbolo que fue usado por primera vez en Castilla por los hijos de Fernando III el santo y de Beatriz de Suabia, procedente de las armas de ésta. El castillo sería el del símbolo de Castilla, usado por primera vez por el rey Alfonso VIII.
En el año 1463 Diego Arias permutó con la orden de Calatrava unos terreros en el lugar de Puñonrostro, también conocido como Villaflor, junto a la villa toledana de Seseña, donde levantó el castillo llamado de Puñonrostro, aún en pie hoy día. Tras ello añadió a su escudo la cruz de Calatrava y pasó a identificarse el castillo de sus armas con el de su castillo de Puñonrostro.
Las anónimas “Coplas del Provincial” escritas hacia 1465 vilipendiaron a Diego Arias, como hicieran con el rey Enrique IV y con buena parte de la nobleza de la época, echándole en cara su condición de judeoconverso haciendo alusión a su escudo de armas: “A ti, fray Diego Arias, puto / que eres y fuiste judío / contigo no me disputo / que tienes gran señorío; / águila, castillo y cruz / dime de dónde te viene, /pues que tu pija capuz / nunca la tuvo ni tiene: / El águila es de San Juan / y el castillo el de Emaús, / y en la cruz puse a Jesús / siendo allí capitán”.
En la burla se puede entender que la mención del águila, símbolo alegórico de San Juan Evangelista, que fue apropiada por Diego Arias Dávila. El castillo llamado “el de Emaús” hace referencia al pasaje del Evangelio de San Lucas, cuando dos de sus apóstoles se dirigían a dicho pueblo desesperanzados por la muerte del medías, olvidando la promesa de resurrección que les había hecho. El significado cristiano de tal recorrido de Jerusalén a Emaús se asocia a un tipo de negación de la divinidad de Cristo, de su poder de volver a la vida, como hacen los semitas. Finalmente, la última frase, la de la cruz, es bastante contundente al aludir que fueron los judíos quienes crucificaron a Jesús.
Un escudo de aquellos días del siglo XV se puede contemplar en Segovia en la torre de los Arias Dávila, hoy sede de la Delegación de Hacienda, en el que ya contiene la cruz de Calatrava, cruz griega con sus cuatro lados iguales de grandes y una flor de lis en cada uno de sus extremos.
El heroísmo mostrado en la toma de Orán y Bujía, en la actual Argelia, por Pedro Arias Dávila, nieto de Diego Arias y hermano de Juan Arias y I conde de Puñonrostro, motivó que la reina Juana I, «la loca», le otorgara a él y a su familia, en el año 1512, un privilegio por el que se añadía al escudo una orla de color rojo con ocho castillos de oro, siete escaleras de plata y una bandera del mismo metal. Motivos heráldicos que pasarían al escudo de la familia Arias Dávila.
Este Pedro Arias conocido como Pedrarias no fue señor de Alcobendas, pues el señorío le correspondió a su hermano por norma de mayorazgo. Fue un destacado conquistador en Centroamérica y fundador de la ciudad de Panamá. Quien sí fue señor de Alcobendas fue su padre de nombre homónimo, hijo del fundador del mayorazgo, conocido como Pedro Arias “el valiente”, fallecido en el asedio del alcázar de Madrid como militar de Isabel la católica en la guerra contra la Beltraneja en el año 1476.
En el año 1523 Juan Arias Dávila, nieto de Diego Arias, famoso por los sucesos que llevaron a la fundación de San Sebastián de los Reyes, obtuvo del rey Carlos I el título de conde con el nombre de Puñonrostro, en alusión al lugar de Seseña donde su abuelo Diego Arias había levantado el castillo, por su apoyo a la causa imperial en la guerra contra los Comuneros, añadiendo al escudo la corona condal con nueve puntas de oro rematadas con gruesas perlas.
Existe en Segovia una curiosa leyenda sobre el nombre de Puñonrosto según la cual, uno de los primeros Arias Dávila recibió el puñetazo de un mendigo que se lo propinó asustado al ser sorprendido por detrás buscando grano para alimentarse en sus tierras de un pueblo cercano a Segovia. El golpe le dejó una marca con forma de pétalo en la cara, que pronto sería su símbolo distintivo.
El ya escudo de Puñonrostro tiene su primer reflejo documental en conexión con Alcobendas en las Relaciones Topográficas de Felipe II del monasterio de El Escorial, donde en el año 1580 los informantes de alcobendenses decían que la villa era “del conde de Puñonrostro, y que en el audiencia de esta dicha villa el dicho conde tiene pintadas sus armas, que es un águila y un castillo”.
En 1733 por Luis Arias Alpón, militar pariente de los Puñonrostro, fueron donadas a la Virgen de la Paz, patrona de Alcobendas, unos estandartes navales con su imagen y el escudo de los Arias Dávila y de Alcobendas. Banderas hechas en la isla de Malta que eran puestas en la nave capitana en los combates contra turcos y berberiscos. En el año 1885 por el Ayuntamiento de Alcobendas fueron cedidas al marqués de Cubas, padre de la marquesa viuda de Aldama, para su custodia, quien a su vez las donó al rey Alfonso XII para que las expusiera en la Armería Real, donde estuvieron durante años sin que en la actualidad lo estén.
En 1753 el VIII conde de Puñonrostro, Gonzalo José Arias, a quien Felipe V dio el título de Grande de España, regaló un retablo con su escudo de armas a la iglesia parroquial de San Pedro. El párroco don Felipe Ruiz de Auzmendi lo tapó hasta que el arzobispado de Toledo, por denuncia del conde, ordenó que fuera descubierto. El retablo desapareció en el derrumbamiento de la iglesia producido en el 1843.
Tras las cortes de Cádiz y la supresión de los señoríos en 1811, un decreto del año 1813 ordenó a los ayuntamientos destruir todos los símbolos de vasallaje. Poco de ellos quedarían en las ruinas en que los franceses habían dejado el palacio condal ubicado en el centro del pueblo.
En el año 1961, siendo alcalde Ramiro Gómez Garibay se hizo el encargo de un escudo municipal a Vicente Cadenas y Vicent, último Cronista rey de armas español. Éste avaló el escudo del águila, castillo y cruz que fue aprobado por el pleno del Ayuntamiento el 30 de junio de 1961. Previo dictamen de la Real Academia de la Historia fue aprobado por el gobierno por un decreto de 29 de marzo de 1962.
En 1979, el primer Ayuntamiento democrático, a propuesta del entonces cronista oficial, Manuel Alonso de la Torre, modificó el escudo municipal añadiéndole la orla de color rojo con ocho castillos de oro, siete escaleras de plata y una bandera del mismo metal que concedió Juana la Loca a Pedro Arias Dávila en 1512. Aunque este Pedrarias, no llegara a ser señor de Alcobendas, la orla había pasado al escudo de su familia y luego al condado a partir de 1523. También se cambió la corona condal por la corona real. El escudo con la orla fue a partir de entonces usado como distintivo municipal, pintándose un gran mural en el parque de Cataluña que, aunque deteriorado, puede verse junto a la estación de Metro de Marqués de la Valdavia.
En el año 1991 el Ayuntamiento aprobó un logotipo que sustituyó al escudo como emblema municipal en sus membretes, cartas e impresos. Logotipo que solo contiene el águila, castillo y cruz, habiendo desaparecido la orla.
Como curiosidad hay que decir que coincide nuestro escudo con el de San Agustín de Guadalix en el águila, cruz y castillo, si bien éste va sobre rojo, no sobre verde como el nuestro. También difiere en la orla que es azul y contiene las siete estrellas de cinco puntas de la Osa Mayor orla de la villa de Madrid y de la bandera y escudo de la Comunidad de Madrid. Es un escudo de elaboración reciente, aprobado en el 2015. También, a diferencia del nuestro, ninguna alusión se hacía de él en las Relaciones de Felipe II en el siglo XVI. La explicación de la coincidencia en los escudos está en que San Agustín, junto con Pedrezuela, pasó a formar parte de las posesiones de Diego Arias Dávila y a su mayorazgo en el año 1461, manteniéndose en el condado de Puñonrostro, con Alcobendas, hasta la supresión de los señoríos de 1811.
FUENTE: J.C.