
POR ANGEL DEL RIO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Los nuevos Reyes tienen en su agenda un apretado programa de viajes oficiales por todas las Comunidades españolas. Empezarán por Cataluña, quizá por la ancestral costumbre de guardar y extremar las formas en los asuntos más delicados, de hacer un guiño de aproximación a quienes quieren separarse de España.
No importa, vale, pero Madrid no puede quedarse, una vez más, en el furgón de cola, como ocurrió durante el reinado de Juan Carlos I. El monarca tardó casi 20 años en hacer un recorrido oficial de apenas unas horas por el sur de la Comunidad.
Fue intenso, pero se me antoja que demasiado tardío para conocer de forma directa la realidad de la región en la que viven los Reyes. Felipe VI, siendo Príncipe de Asturias, realizó un viaje oficial de 4 días a nuestra Comunidad, puede que fuera la última que visitara de forma oficial. Dejemos que lo pasado repose; ahora es ocasión para cambiar la tendencia y que nuestra región no se quede la última por el hecho de “jugar” en casa, porque, como el cielo, Madrid pueda esperar.
La Comunidad madrileña es una realidad, con luces y sombras, que los Reyes deben visitar antes de que pasen veinte años. Residir en ella no significa dejarla siempre para el final, con el ánimo de secar primero las lágrimas a los más llorones, o por aquello de que, quien no llora supuestos agravios históricos, no mama de las ubres del Estado. Los Reyes deben conocer de forma oficial la Comunidad en la que viven. No digo que tenga que ser la primera en la agenda, pero sí que, por primera vez, no sea la última.