EL ORGULLO DE SENTIRSE MURCIANO
Jun 10 2014

POR JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO, CRONISTA OFICIAL DE LA REGIÓN DE MURCIA

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Hoy es una gran jornada para la reflexión, para mirar sin complejos al porvenir y, con el orgullo de raza propio de quien se siente satisfecho de su historia y de las gentes que nos precedieron, mirar hacia atrás, y también hacia adelante gozosos de pertenecer a esta Región, pues razones no faltan.

La llegada al calendario de un nuevo Día de la Región, en que se conmemora la aprobación del Estatuto de Autonomía, o documento en que las gentes de la Comunidad Murciana nos concedimos a nosotros mismos la mayoría de edad en la Historia, y decidimos echar a andar juntos y sin tutelaje de nadie por los caminos del futuro, puede ser motivo de reflexión para mirar sin complejos al porvenir y, con el orgullo de raza propio de quien se siente satisfecho de su historia y de las gentes que nos precedieron, mirar hacia atrás, y también hacia adelante, orgullosos de sentirnos murcianos, pues razones no faltan para ello.

Conservamos desde la Edad Media nuestro propio nombre, pues éste fue el Reino de Murcia que se convirtió en Provincia de Murcia en 1833 y en Comunidad Autónoma de Murcia en 1982. No fue un error, pues (como algunos afirman) que los políticos de la Transición, no encontraran un nombre que no fuera el que siempre tuvo: Murcia, y sus habitantes: murcianos (con el gentilicio propio del lugar de nacimiento de cada cual). Y ello sin abdicar de nuestra condición última de castellanos, pues Murcia fue siempre la salida geográfica al mar de Castilla por el sur, como Cantabria lo fue por el norte.

Nuestra tierra fue siempre codiciada por pueblos extraños que llegaron a nuestras costas con fines pacíficos y comerciales (iberos, fenicios y griegos), o en tono beligerante para arrebatar la supremacía territorial (romanos para destruir el imperio cartaginés y musulmanes para arrebatar el poder a los visigodos). Unos y otros se sintieron atraídos por la riqueza y fertilidad de la tierra (bien para apropiarse del producto de las minas o para cultivo en superficie).

Durante la época romana fuimos la parte más importante de una de las provincias del Imperio: la Cartaginense y de una de las diócesis cristianas con mayor extensión territorial y peso específico en el mundo cristiano que, al abandonarla los obispos, en tiempos de inseguridad costera, se ubicó en el Noroeste bajo el título de Begastri, cuyos prelados asistieron y firmaron las actas de los Concilios de Toledo.

También desde la antigüedad, el principal puerto marítimo, el de Cartagena, ha tenido decisiva importancia estratégica en el Mediterráneo, y ahora se dispone a volver a tenerla no sólo desde el punto de vista comercial sino como hito en la más importante industria nacional que es el turismo.

A la actividad turística, precisamente, ofrecemos destinos de importancia capital por los contrastes que ofrece la geografía regional. Desde las playas del Mar Menor, con sus propiedades medicinales, estacionales y deportivas, hasta las comarcas del interior, preñadas de historia y paisajes, con propias y arraigadas costumbres y fiestas tradicionales. Y en toda la superficie regional un tejido monumental en muy buenas condiciones de uso y disfrute.

La Región de Murcia suma a los acusados contrastes climáticos y paisajísticos, su marcada comarcalización, fruto de las distintas adscripciones administrativas históricas, ya que sus tierras fueron propiedad otrora de las órdenes militares, del propio Rey y de señoríos diversos, lo que les confiere la distinta personalidad que hoy ofrecen sus gentes y la forma de manifestarla en sus peculiares fiestas y folclore.

Y a todo ello hay que añadir la gente, que es el activo mejor y más valioso de la Región que hoy cumple años como Comunidad Autónoma en la España de las autonomías que contempla la Constitución vigente. La murciana es gente generosa como la propia tierra, y solidaria, como ha demostrado históricamente ante desastres naturales de comunidades vecinas y lejanas (virtud que reclamamos de quienes pueden compartir con nosotros aquello que les sobra y que a nosotros falta).

A la vista de todo lo dicho, y de tantas cosas que el propio lector puede aportar, sin duda lo que nos falta a los murcianos es conciencia regional. Creérnoslo y mirar con arrogancia al futuro con las armas de la imaginación, la inteligencia y la creatividad que tan bien manejamos por ser virtudes inherentes a nuestra propia forma de ser. Basta de andar cargados de complejos, tropezando en rayas de lápiz marcadas en el suelo por sabe Dios quién, y deteniéndonos ante supuestos muros que parecen separarnos. Hora es ya de superar lo que nos puede separar, si es que lo hay; y de prestar atención a los que nos une, que es mucho. Sólo unidos, sin complejos ni malformaciones que sólo tienen su expresión en pintadas callejeras, con la mirada puesta en un porvenir que no nos pertenece, porque es de nuestros hijos, para quienes queremos lo mejor? podremos encarar el futuro, un futuro que, no cabe la menor duda, nuestra generación sabe y puede construir. Ese es el deseo de quienes sabemos, porque lo hemos sentido y sentimos en el cuerpo y en el alma, que trabajar por Murcia, y también por su gente, bien merece la pena, y que las satisfacciones que proporciona esta tierra, son muchas más y mejores, que los disgustos cuando éstos se producen.

Fuente: http://www.laopiniondemurcia.es/

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