![ELECCIONES, VOTOS Y SOLLOMBU A LA MANTEIGA](https://www.cronistasoficiales.com/wp-content/uploads/2015/05/10997995_808280769260481_6681542709164624202_n.jpg)
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer, ¡qué día el de ayer!, las televisiones, los periódicos y «les arradios» (que decimos los de pueblo) nos aburrieron con esa ristra de noticias referentes a los «presumibles» resultados electorales en los finales de mayo y a los aún más inciertos que se producirán en las futuribles elecciones generales.
Así que para tomar la cosa a risa se me ocurrió consultar en mi archivo alguna anécdota al respecto para contársela a ustedes y, de paso, comprobar que toda esta parafernalia electoral es siempre «más de lo mismo».
O como respondía Enrique Collado, «el Vique» cuando le preguntaba que canción tocaría: «La mesma, hom; pero con más bombo».
Noticia publicada el 8 de septiembre de 1887 en el periódico villaviciosino LA TIA CACICA respecto a las elecciones a concejal en Colunga en la parriquia de Goviendes, y que por su extensión resumo: Iban los candidatos a solicitar el voto a los vecinos interesándose sobre qué necesidades tenían para poder resolvérselas.
¿Saben qué pidió un vecino de Loroñe por su voto?
Pues ¡UN BRAGUERO! para aliviar su hernia inguinal.
Ahora estamos en tiempos de la II República.
Cuenta don Jorge Vigón en «TERCERA VUELTA», que un vecino de La Riera de Colunga solicitó al candidato 400 reales por su decisión de voto.
Sorprendido aquel por tal cantidad, le argumentó así el paisano:»Mire, señor; yo, de vendeme, véndome como los gochos: ¡AL PESU!».
En esa época el precio de la carne de cerdo, por entero, rondaba los 64 reales la arroba (12 kg).
Un paisano de 75 kg (6,25 arrobas) suponía, según el criterio del elector, un valor de 400 reales, equivalentes a 100 pesetas o 20 duros (60 céntimos de euro).
Y hablando de gochos, que son cerdos, prepararemos un «sollombu a la manteiga» como hacen por Belmonte de Miranda.
Un buen trozo de solomillo de cerdo, de unos 750-800 g., se le frota con ajo, se sala al gusto, se baña con vino de Jerez o de Oporto y reposa en sitio fresco durante unas dos horas.
Después se unta bien con mantequilla y se lleva a horno fuerte durante una media hora (dándole alguna vuelta de vez en cuando y bañando con la salsa que suelta, añadiendo un poco de jerez si fuere preciso); y después durante otra media hora a calor más moderado.
Ya asado, se retira, enfría y se corta en lonchas que, bañadas en su salsa y calentadas de nuevo, se ofrecen con unas patatas cocidas (cachelos), o también fritas, y si se desea, ensalada.