EN BUSCA DE LA MANSARDA PERDIDA • LA RETIRADA DE LA VISERA DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS – UNA CIUDAD FOTOGÉNICA, AMANTE DE LAS LIBRERÍAS Y SIN CÁMARA SANTA
Dic 01 2013

POR CARMEN RUIZ-TILVE, CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO

busca-mansarda-1

El Colegio de Arquitectos es una institución muy importante en esta ciudad, acostumbrada desde Tioda para acá a la buena arquitectura. Desde los tiempos de la sede de Cabo Noval anduvieron los arquitectos buscando casa propia, y a ser posible singular. Y la encontraron, en un edificio que fue palacio del marqués de Gastañaga y acabó como colegio, el Hispania, en aquel Oviedo que se llenaba de colegios privados para acoger a todos los varones que, en la posguerra, querían hacerse bachilleres o contables. Los últimos inquilinos del colegio, desde mucho antes sin jardín, fueron una pandilla de gatos rubios. Luego vino el concurso y la adjudicación del proyecto a César Larrea Cangas. Se decide el derribo y la cuidadosa conservación de la fachada, que esperó su nueva vida. Esto era en el año 2002 y la obra duró hasta 2007. Entre tanto movimiento y tanta grúa desapareció la hermosa mansarda del palacio, que fue sustituida por una plancha rígida y blanca, una visera que interfiere las vistas y la luz de las casas que habían crecido alrededor, en una idea parecida a la que acosa lo que fue Sanatorio Miñor, en ambos casos por el afán desmedido de macizarlo todo. Ahora, once años después, tras larga polémica legal, la famosa visera tiene que desaparecer y volver a lo que era aquella mansarda, siempre llena de palomas. Dinero y problemas en un espacio que lleva el nombre de un gran asturiano, ovetense se adopción, el doctor don Adolfo Barthe Aza.

Menos mal que no lo había hecho Calatrava

Oviedo está de foto. La fotografía es arte por excelencia del siglo XX y su vigor sigue en el XXI. Oviedo es ciudad fotogénica y también fue siempre buena anfitriona de fotógrafos y galerías artísticas y, así, a mediados del siglo XX era Oviedo sede de muchos estudios, generalmente con vitrinas a la calle, de las que quedan algunas, como lo que fue Dolsé, Nebot, Andrés y Oliveira. Ir al fotógrafo era ceremonia importante para la que todos se endomingaban, por una parte para estar guapos para la posteridad y por otra para emocionar a los parientes lejanos, frecuentemente en América. Ya no están Gómez, en San Francisco; ni Duarte, en Pidal; ni Paquín, en Rosal, ni los que exponían fotos de carné en Jesús. Ahora la fotografía ha evolucionado mucho, y aficionados y profesionales se benefician de la nueva tecnología, lejos el tiempo del magnesio.

Este año se celebró de nuevo FotoOviedo, en la que los artistas se manifiestan en libertad, en líneas nuevas que no le tienen miedo al barrio o a la mugre o a las variadas manifestaciones de lo marginal. Siempre hay algo que nos hace saber que estamos en Oviedo. A veces sólo las farolas nos orientan.

La caja vacía. Estamos viviendo un tiempo de vacío que va a durar cinco meses y que terminará, esperamos, con la Pascua Florida. La Cámara Santa está cerrada y vacía, y se hace raro. Estuvo cerrada hasta 1942, durante la reforma que restauró las heridas de los años treinta, tantas y tan profundas. Luego, en 1977, una mañana de agosto despertamos con el sobresalto absoluto de saber que la Cámara Santa había sido asaltada con toda facilidad y que los grandes tesoros de arte, historia y piedad habían sido literalmente machacados. Afortunadamente, con el esfuerzo de muchos, todo volvió a su ser, cosa que parecía imposible, y, de paso, se tomaron medidas, no sé si suficientes, para que el conjunto no siguiera custodiado por un candado de ferretería. Ahora se juntan circunstancias y personas para acometer una obra de mantenimiento y mejora.

Las piezas están a buen recaudo y sueño en pesadilla con las imágenes de todas esas novelas y películas más largas que profundas que tienen las catedrales como escenario preferente.

Vuelve el recuerdo de la idea que dio origen a la capilla de Santa Bárbara, simétrica a la de Santa Eulalia y que durante mucho tiempo se llamó Nueva Cámara Santa, porque se tuvo la idea de colocar allí las reliquias, y de hecho su altar está preparado para acogerlas, con puertas posteriores en cada hueco. No olvidemos que esta capilla, del siglo XVII, está muy cerca de la entrada principal de la Catedral y hubiese permitido que los peregrinos hiciesen la visita, dejasen el óbolo, cosa muy importante, y salieran pronto, evitando complicaciones y olores indeseables, porque aquí nunca hubo botafumeiro. Entre unas cosas y otras aquella capilla nunca se usó como cámara santa y el tesoro siguió en su sitio, donde debe seguir.

Oviedo está de libro. Escribo el día de los libreros, ahora que hay días para todo y el año se queda corto para tanta reivindicación. Los libreros y los libros en las librerías son para todos los días y se marca mucho el nivel de una ciudad por el número y contenido de sus librerías. Oviedo fue, desde siempre, ciudad librera, y a ello contribuyeron eficazmente primero la Iglesia y luego la Universidad, y las calles que rodeaban estas dos instituciones se llenaron de despachos de libros, tal como se constata en los sellos y etiquetas de las muchas librerías perdidas. Los libreros de Oviedo son gente luchadora y este año hemos tenido una baja en la batalla, que se nota mucho al pasar por calle de Pelayo, donde faltan los escaparates de Santa Teresa.

Larga vida a las librerías de Oviedo.

Fuente: http://www.lne.es/

Add your Comment

Calendario

marzo 2025
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31  

Archivos

UN PORTAL QUE CONTINÚA ABIERTO A TODO EL MUNDO