
POR RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE

En alguna crónica se escribió que con su muerte desapareció gran parte de la memoria de la lucha contra la dictadura franquista en Alicante. Y así fue. Enrique Cerdán Tato, periodista, escritor, profesor de Universidad y cronista de su amada ciudad durante muchos años- hasta que el PP lo destituyó- fue, sin duda alguna, uno de los intelectuales que más abierta, tenaz y valientemente lucharon en los tenebrosos años del franquismo y en los inciertos de la Transición por la recuperación de las libertades y la democracia. Quienes desde Madrid compartimos con él muchos de sus afanes lo sabemos bien.
Nacido en la capital alicantina en 1930, hijo de un abogado de prestigio en la ciudad mediterránea, Cerdán Tato podía haber sido soldado pero abandonó la carrera militar que había iniciado a los 17 años en la Academia General de Zaragoza para nunca más desprenderse de su pluma. Podía haber sido soldado y escritor como Garcilaso o, mejor aún, como Miguel Hernández, al que tanto admiraba, pero decidió renunciar a las armas para empuñar la palabra, la razón y la utopía que nos impulsa a caminar hacia otro mundo posible, para combatir a quienes, desde 1936, utilizaban las armas contra la palabra, la razón y la utopía; en suma, contra el pueblo. Y se puso al lado de él, del pueblo que había sido humillado, pisoteado, encarcelado, asesinado, y enterrado en las fosas comunes todavía hoy sin abrir… Tan leal fue su compromiso que la férrea represión de los años de plomo no pudo impedir que durante muchos sábados, Enrique Cerdán Tato impartiera clases de cultura y política a los trabajadores del metal alicantinos. Sus clases dieron un fruto realmente valioso. De aquel grupo de trabajadores que escucharon las charlas sabatinas de aquel intelectual comprometido hasta la médula saldría, poco tiempo después, el primer núcleo del sindicato clandestino de Comisiones Obreras.
Pero, además, su compromiso le empujó a militar durante muchos años en el PCE, cuando era arriesgado hacerlo, bajo la siniestra dictadura. Y en las primeras elecciones generales tras el franquismo, las de 1977, fue el segundo de lista en la candidatura comunista. Algún tiempo después, abandonó el PCE pero nunca dejó de ser un comunista. Con carnet o sin carnet – ¿importa eso mucho?- Enrique Cerdán Tato continuó siendo comunista hasta su muerte, el pasado 23 de noviembre. Desde los años cincuenta y hasta prácticamente su muerte, pocas manifestaciones y acciones de protesta realizadas en Alicante no contaron con su presencia y su voz al final de todas ellas.
Además de estar juntos en lo que siempre se conoció como el Partido, varios de quienes hacemos Crónica Popular coincidimos también con Enrique Cerdán Tato en los espacios de libertad que con tanto esfuerzo se fueron abriendo en la sociedad española, antes de Franco y después de Franco. Primero, en las páginas de la emblemática revista Triunfo, fundada por su paisano, nacido en Orihuela, el inolvidable José Ángel Ezcurra, desaparecido ahora hace tres años, el 1 de octubre de 2010. Después, en la Unión de Periodistas, de la que fue fundador en Alicante, el 25 de noviembre de 1979, y su primer presidente.
Compartimos también con él el respeto y la profunda admiración por Miguel Hernández, en cuya memoria organizó en 1976 el Homenaje de los Pueblos de España y en la que tenía que haber pronunciado una conferencia titulada “El regreso de Miguel” que había congregado en el Teatro Circo de Orihuela a unas setecientas personas y fue prohibida por la policía del posfranquismo. Como no podía ser menos, en fechas recientes Enrique Cerdán Tato encabezó el grupo de intelectuales que está exigiendo la anulación del Consejo de Guerra que sentenció al autor de Vientos del pueblo.
Firme en su compromiso político, Enrique Cerdán Tato no se retiró nunca a sus cuarteles de invierno. Espoleado por su incansable empeño en el restablecimiento de la democracia, fue también fundador en su ciudad natal del Club de Amigos de la UNESCO, una institución cultural que fue también vanguardia contra la dictadura, y prestó su incondicional apoyo a la lucha del pueblo saharaui. Y en los últimos años colaboró también con la Comisión para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alicante.
Desde la trinchera del Periodismo Enrique Cerdán Tato estuvo siempre en la primera fila de la lucha por la libertad de expresión. Y la Unió de Periodistes del País Valenciá supo reconocérselo otorgándole su máximo galardón en 2003. Pero su dedicación a la escritura no se limitó al Periodismo. Fue también un escritor reconocido, perteneciente a la que se llamó Generación del Horror, un grupo de literatos que se reunía en el Hotel Samper de Alicante, y profesor honorario de Literatura de la Universidad de su ciudad. Su producción literaria consta de más de una treintena de obras, desde la primera de ellas, Primavera de bronce, editada ya en 1954 y escrita junto al también periodista Tirso Marín Sessé, hasta la Antología de la aberración”, salida a la luz en 2003, o la Historia de la Asociación de la Prensa de Alicante (2004). Entre una y otras, destacan obras como “Un agujero en la luz” (1957), Premio Gabriel Miró de novela, “Esquema de la literatura soviética (1973), Matar con Mozart y otras atrocidades más (1991), Los cuentos de siempre empezar (1991), y Los ahorcados del cuarto menguante, una novela inspirada en los últimos fusilamientos decretados por Franco, el 25 de septiembre de 1975. Y, junto a ellos, La lucha por la democracia en Alicante (1979), de la que fue protagonista y notario con esta obra. Un valiente protagonista y un fiel notario de la realidad de aquellos años en los que trabajadores, estudiantes e intelectuales pelearon codo con codo por las libertades y la democracia.
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