POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Agua, seguramente, significa Eo. Ría del Eo sería pleonasmo, pues, y el sábado navegué el pleonasmo en pleamar, al atardecer. En el «Albatros V» patroneado por Francisco, y con pasajeros de excepción (el abogado Adolfo Menéndez, su psicóloga Magdalena, el poeta Miguel Mingotes, su fotógrafa Nuria Villemur y Luis Felipe Fernández, conseguidor y educador de primera magnitud) navegamos y nos pasamos de la raya, tan pronto en Lugo como en casa, por Gondán y el «Edda Fero» casi armado, Peñalba, la playa de Arnao, la Punta la Cruz, la Romela, el Cantábrico en todo su azul y muy allá la Estaca de Bares; luego aguas arriba, entre bateas, al molino de As Acías, que todavía suena, en la ensenada de Linera, y la playa de Salías, con el espectro de Cernuda, que me recordó aquel sello aún más fantasmal que borraba Castropol y ponía Santiniebla.
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