
POR JOSE ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFCIIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Un cantar asturiano dice: «Fariñes, madre, fariñes; / son comida de cuyar./ Cuando non como fariñes, / non me soy a fartucar».
¿Qué son «les fariñes»?
Pues, así sin más, diríamos que son unas gachas o puches elaboradas con harina de maiz.
Pero, ¿por qué ese nombre, o esos nombres, de fariñes, farrapes y pulientas?
Pues, siguiendo nuestra costumbre, hemos de trasladarnos a la cocina greco-romana.- Los romanos (y así lo vemos en el libro de Apicio, De re coquinaria) denominaban «far (-ris)» a una variedad ordinaria de trigo, entre la cebada y la escanda, (Triticum dicoccum), con el que, molido groseramente, y después cocido en agua, elaboraban unas gachas a las que denominaban «puls» o «pullmentum». San Isidoro de Sevilla (556-636), en sus Etimologías, lo explica de este modo: “Pulmentum vocatum a pulte; sive enim sola pultis, sive quid aliud eius permixtione sumatur, pulmentum proprie dicitur» (El pulmentum deriva su nombre de puls (gachas), ya se consuma solo o mezclado con otros ingredientes).
Respecto al farro aclara: «Farina et furfures a farre dictae, cuius sunt purgamenta ( La harina y el salvado derivan su nombre de farro (trigo) porque se obtienen al moler este)».
Ya está todo muy claro: de PULS (-tis) se originó la palabra italiana polenta y la asturiana PULIENTES; de FAR (-ris) derivan las castellanas HARINA y FARRO (gachas de harina de trigo o de cebada) y las asturianas FARINA , FARRAPES y FARIÑES (gachas de harina de maiz). En los recetarios españoles, a partir del siglo XVI, se citan diversas fórmulas de «farro» (trigo, cebada, centeno, arroz); les farrapes, fariñes, pulientas… nacen en Asturias a partir del siglo XVII , época en la que don Gonzalo Méndez de Cancio «importó» el cultivo del maíz a tierras de Tapia de Casariego.
¿Que cómo se complementan esas gachas? Pues con un espolvoreo de azúcar o un ligero baño de miel y bien acompañadas de leche caliente.