
POR GOVERT WESTERVELD, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
En cuanto al idioma, también es evidente la diferencia, ya que los mudéjares menores de cuarenta años no hablan árabe ni lo entienden, a diferencia de los granadinos y valencianos, entre quienes es común. Finalmente, casi todos los testigos señalan con palabras muy enfáticas que, en todos los aspectos relacionados con la cristiandad, los mudéjares son muy diferentes de los granadinos, valencianos y tagarinos (como se llamaba a los de Aragón). Algunos testigos describen esta diferencia como la que hay entre un santo y un pecador, otros como entre un cristiano y un moro, otros como entre algo vivo y algo pintado, y algunos incluso como entre el cielo y la tierra. Los más enfáticos en estas comparaciones son los confesores y quienes han tenido un conocimiento y trato más cercano con unos y otros. Además, a favor de los mudéjares, se señala que en todos los actos externos relacionados con la cristiandad se comportan como cristianos viejos, sin distinguirse en nada de ellos. Aunque algunos enemigos los juzgan por lo que podrían sentir en su interior y aseguran que todo es apariencia, hay un consenso general entre eclesiásticos y seculares de que no hay diferencias entre ellos y los cristianos viejos. Es más, muchos afirman que, en algunos lugares, los mudéjares incluso tienen ventajas evidentes sobre los cristianos viejos en su comportamiento religioso. En todas partes, los mudéjares se esfuerzan tanto por parecer cristianos viejos y ser reconocidos como tales que no existe para ellos mayor ofensa que ser llamados moriscos. Incluso sus enemigos admiten que desean ser considerados cristianos viejos, aunque no lo sean.