LA VIRGEN DE LA FE
Oct 24 2014

POR ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA

Virgen de la Fe. / Foto Francisco Díaz Castaño
Virgen de la Fe. / Foto Francisco Díaz Castaño

En Orihuela, desde hace siglos, han existido numerosas advocaciones marianas que han sido objeto de veneración por parte de las gentes de esta tierra. Ha perdurado porque se ha sabido mantener la devoción a Nuestra Señora de Monserrate. Quedó atrás la Virgen de la Puerta, aunque hay un colegio con su nombre. Con mayor o menor interés perviven en sus hornacinas la Virgen de Monserrate en las calle de Arriba y de la Mancebería, Nuestra Señora del Remedio en la calle de San Juan y la Virgen de la Salud en la Corredera (Pintor Agrasot). Los vecinos del Barrio Nuevo reverencian a la Virgen del Pilar, y títulos marianos se repiten en otras calles, barrios y pedanías. Sin embargo, una advocación al amparo de los capuchinos muy arraigada en el Rabaloche dejó abandonada a las gentes de este barrio al derribarse el convento y al construirse en su amplio solar edificios de viviendas. Me refiero a la Virgen de la Fe.

El convento de capuchinos del Nombre de Jesús y de María atesoraba algunas tallas que gozaban de gran cariño por parte de los oriolanos, como Las Tres Avemarías y el Cristo de la Sangre de Enrique Galarza, que es recogida en un cáliz por San Juan de Rivera, ambas en la iglesia de las Tres Avemarías de Totana; la Divina Pastora, del mismo autor, hoy en el convento de Orito; la Virgen de la Fe, pequeña talla que según Juan Sansano desapareció y fue sustituida por otra a partir de fotografías que se conservaban de la primitiva imagen. En uno de los muros de la antigua capilla de la Virgen de la Fe de la iglesia de los capuchinos se atesoraban los restos de Ignacio de Monzón, que fueron profanados y esparcidos durante la Guerra Civil. Esta nueva imagen de la Virgen de la Fe, en la actualidad se encuentra en la capilla de la comunidad en el Colegio de San Buenaventura de los Capuchinos de Murcia. Por otro lado, en Totana, en la iglesia ya citada existe un cuadro procedente también del convento oriolano, en el queda representada la Virgen de dicha advocación y en el que existe una leyenda que reza: «Cuadro que representa el último hallazgo de Nuestra Señora de la Fe, antes llamada de Orión, en este convento de los PP. Capuchinos el año 1634». El texto está separado por las armas coronadas de la ciudad de Orihuela, y en escudo partido, en el primero las Barras de Aragón, y en el segundo, El Oriol posado con la pata izquierda en un leño, portando en la derecha una espada.

Efectivamente, en dicho año se produjo la postrera invención de esta imagen, tal como consta en la petición fechada el 18 de octubre de 1634, que el síndico del convento de los capuchinos efectuó al obispo Bernardo Caballero de Paredes para que se redactara una justificación jurídica del hallazgo. En dicha petición, el síndico Pedro Marco Mercader exponía: «Digo que ahora meramente de pocos días a esta parte, se ha hallado una Santa Imagen de piedra de la Virgen Nuestra Señora, en un nicho de una pared antigua del Convento de Capuchinos Orden de San Francisco de esta ciudad de Orihuela».

Se habla de último hallazgo, lo cual nos indica que hubo otros anteriores, tal como se refiere en la ‘Relación Histórica’ sobre la imagen de Nuestra Señora de la Fe. En este impreso, sin fecha, se nos da conocimiento de que según la tradición se encontraba en una ermita que había en el castillo, siendo venerada bajo la advocación de Orión, por encontrarse dicha ermita ubicada en el monte con dicho nombre u ‘Oriolé’. Es de indicar que el Niño que portaba la imagen llevaba en una de sus manos un oriol. En los primeros años de la segunda década del siglo octavo, por temor a que fuera profanada, un devoto decidió bajarla de la ermita al arrabal, donde fue venerada durante algunos años. Mas, con la llegada de los moros, la escondieron en «un cóncavo o nicho de una pared», acudiendo allí los cristianos a encomendarse secretamente. Pasado el tiempo se olvidó el lugar en que se encontraba oculta, hasta que a principios del siglo décimo sexto comenzó a ser de nuevo reverenciada en un nicho sobre el portal de un huerto propiedad de Juan Martínez. Éste al considerar que era una imagen muy milagrosa decidió llevársela a su casa y entronizarla en el oratorio que tenía en la misma. Muchas veces observó que, aunque la dejaba en pie cuando volvía la encontraba caída, interpretando con ello que el lugar donde debía estar ubicada la imagen era en dicho portal del huerto. Así, que la devolvió a dicho lugar. Con los años quedó de nuevo oculta, hasta que con motivo de una ampliación del huerto del convento, los capuchinos adquirieron algunas casas, entre ellas, y sin saberlo aquella que contenía oculta a la imagen. Al derribar las paredes apareció, siendo llevada en procesión hasta su iglesia, acordándose posteriormente dedicarle una capilla y altar.

En un principio se pensó que mantuviera la advocación de Orión. Sin embargo, en recuerdo a que gracias a ella los cristianos durante la invasión musulmana se habían mantenido fieles a sus creencias, se decidió que a partir de entonces se la denominara como Nuestra Señora de la Fe. Nombre que fue ratificado al producirse un sorteo entre 72 advocaciones marianas (que equivale a los 72 nombres de la Virgen). Para ello, en otras tantas cédulas se escribieron dichos títulos, e introducidas en un jarro de plata, fue extraída por un niño tres veces seguidas aquella que contenía la de la Virgen de la Fe. En dicho sorteo estuvo presente el obispo, la Ciudad y un gran número de fieles.

Esta es la breve historia de esta imagen, de cuyos milagros nos ocuparemos en otra ocasión. Mientras, recordemos el estribillo de los ‘Gozos’ dedicados a ella: «Pues tu poder celestial/ siempre nuestro amparo fue:/ Santa Virgen de la Fe/ líbranos de todo mal/».

Fuente: http://www.laverdad.es/

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