EL CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA PROFUNDIZA EN LOS CAMBIOS EXPERIMENTADOS EN MAZARRÓN DESDE MEDIADOS A FINALES DEL SIGLO XIX
Un estudio antropológico de la comunidad minera entre los años 1840 y 1890. Es el último trabajo que nos trae el ingeniero, antropólogo y cronista Mariano Guillén Riquelme. Junto a su director de tesis, el Doctor y también antropólogo de la UMU el alemán Klaus Schriewer, Mariano Guillén presentó su último libro en el Centro Cultural de Mazarrón. Un acto que contó con la presencia del alcalde, Francisco García y del concejal de Cultura, Ginés Campillo.
Mariano Guillén profundiza, esta vez, en las consecuencias que acarreó la Revolución Industrial a los mazarroneros. «Una vez establecidos los principales adelantos materiales que simbolizaban el progreso, la población comenzó a vivir en constante disyuntiva; por un lado, se aferró a la utopía del «esplendor minero» y, por otro, tuvo que soportar los perjuicios derivados de su propia industrialización. Así surgió un paisaje de luces y sombras donde destacó negativamente la explotación generalizada de la clase proletaria.» De esta forma reflexiona Guillén en las conclusiones que aporta a la realización de esta obra.
El autor apunta detalles y cuenta como Mazarrón vino a enderezar por entonces su rumbo tras épocas de malas cosechas, ciclos de hambruna, epidemias y despoblamiento. «Bajo su influjo, la población pasó de vivir encerrada en un contexto geográfico de insularidad a situarse sólo por detrás de ciudades como Murcia, Cartagena o Lorca». Guillén recuerda la apertura en 1887 de la carretera que une Mazarrón con Totana, una vía importante que posibilitaba el acceso a Lorca, Alhama, Alcantarilla y Murcia y que además permitía enlazar con la línea férrea Murcia-Granada.
Como en otras ocasiones el autor ilustra su libro con fotografías de elevado valor documental, además de ser inéditas en un alto porcentaje.
Fuente: http://www.murcia.com/