POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

El pasado sábado Moreruela de los Infanzones celebró la fiesta en la que con gran solemnidad destacó esa labor diaria y silenciosa de quienes con su calendario a cuestas han salvado esa barrera, que vamos a llamar oficial, de los sesenta y cinco años.

La misa para mí supuso una especie de evocación casi romántica por tres detalles, cargados de recuerdos, como son el grupo de niñas y niños en la primera línea de los bancos, algo que hace décadas que no vemos, un detalle motivo de meditación. En segundo lugar, el coro lleno de vida e ilusión que adornó la solemne celebración; y, por último, un detalle que me llenó de gozo cuando un niño, en el instante sublime de la elevación, tocó la campanilla al tiempo que sonaban las campanadas, costumbre ya olvidada y que supuso un estremecimiento inesperado de lejanos y fervorosos recuerdos.

No puedo menos de expresar la inmensa alegría y satisfacción por haber disfrutado con la lección recibida en la celebración de la misa castellana en Moreruela. Gracias.

La fiesta continuó en la plaza, abriendo el fuego la señora alcaldesa, doña Manolita, llena de juventud y brío siguiendo al presentador señor Lera, don Antonio, que se pasó de lanzado los pueblos de cinco en cinco para anunciar al pregonero que, sin cuerno ni corneta, les dejó a los afortunados jubilados su mensaje claro y sencillo de «no paréis, seguir porque en la actividad está el motor de la vida».

Esperaban la empanada y la extraordinaria limonada. La fiesta daba comienzo y en la plaza llena hasta los topes se sentía esa alegría sana que dice que hay vida, esperanza y futuro.

He repasado notas del año 1973, notas que me hablaron de la necesidad de restaurar el retablo del altar mayor, tablas de calidad que sin duda Patrimonio y esas buenas relaciones que siempre discurren entre los distintos niveles de la Administración no dejarán que se olvide y se pierdan definitivamente. Moreruela de los Infanzones es depositaria de ese rico e interesante legado que debe cuidar por todos los medios. Tierras tan sanas como ricas en las que, hace muchos siglos, Templarios y Císter escribieron las páginas más bellas y emocionantes de nuestra historia medieval. Bastaría esto para no dejar caer en el olvido ese mensaje, cuidar ese magnífico retablo que necesita urgentes cuidados. Feliz jubilación, queridos amigos.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/