POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
“Hoy he vuelto a pasar…” por mi Segovia adorada, y la he encontrado granada de torres a saciedad: la de San Justo y Pastor, la de la Cruz y el Parral, la extramuros abantina y la altiva de San Juan, la de San Lorenzo asado en su parrilla escorial, la del Corpus, San Esteban, San Martín y Trinidad, la de la Virgen Fuencisla y San Antonio el Real, la de San Miguel Arcángel y la de Santo Tomás, la de San Andrés a bruces de “El Salvador” general, y la de, la de… -¿de dónde?- del barrio de San Millán.
Y las torres del Alcázar, y las de la Catedral, y las de sus palacetes renacentistas… ¿Qué más? Pues las mudéjares torres del adorador de Alá, que convivió con cristianos de misa dominical.
¡Ay, qué caballera es y cuán torrerera audaz mi eterna Segovia alzada sobre un santo pedregal! Por eso y porque me mima, voy a volverla a pasar, con un poema en el alma, y en el cuerpo un vino albal.
Brindo porque sea siempre “joya de la humanidad”. Con ella os dejo, señores pasajeros. ¡A gustar! Cuando las campanas doblen, quietos, parados: re