POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Hace unos días hemos asistido a la presentación al público del nuevo polígono industrial, una gran ampliación del Polígono Industrial Tierra de Arévalo. Una apuesta por el futuro de una ciudad de servicios con gran vocación comercial y de una comarca agraria, que desde hace unos años ha cifrado su futuro también en la actividad industrial.
Autoridades, representantes de muchos pueblos de la comarca, de industrias ya establecidas en nuestro suelo industrial, de medios de comunicación y de público en general, asistimos a un acto necesario y previo a su puesta en funcionamiento.
Recuerdo dos anécdotas contrapuestas relativas a los orígenes de nuestro polígono industrial que se inició por los años 80. Por una parte algunos responsables que no veían ese futuro distinto a lo que había venido siendo la base económica de nuestra ciudad y su comarca. Y otro punto de vista, los que vivieron de cerca los inicios de aquel primer sueño industrial. Junto a la ciudad, por iniciativa privada se comenzó a dar los pasos para la construcción de unas infraestructuras y transformación de unas huertas en zona industrial. Pero esa iniciativa sufrió muchos inconvenientes y el principal de ellos, el gran costo de la puesta en marcha de aquellas infraestructuras. Y fue muy laboriosa su reconversión a un suelo industrial amparado por el Ministerio de Industria, el Sepes, organismo de creación de suelo industrial a nivel de toda España. El tema se consolidó y se amplió notablemente el terreno inicial.
Y se le puso nombre, “Tierra de Arévalo” porque se situaba en un punto geográfico muy conocido de la A6 que entonces todavía era la Nacional 6, y al propio tiempo acogía a toda una comarca que, siendo agraria, tenía puestos su deseos en lo industrial. Por su situación y servicios que prestaba, fue declarado preferente, o algo así, acogiéndose a esas ayudas que se prestaban a la creación de puestos de trabajo. Tras su presentación, pronto comenzó a recibir industrias, a construir nuevas instalaciones de otras ya existentes y la llegada de algunas más grandes, que pronto fueron el ser de esta zona industrial. Y también pronto se llenó y algunas industrias, cuando aún había actividad, cuando quisieron venir, pues no había suelo. Arévalo, una ciudad comercial y de servicios, hasta cambió de horarios, ya éramos una ciudad industrial, ya teníamos industrias de tres turnos continuados que nos cambiaron los hábitos y costumbres.
Entonces se planteó su ampliación, nada menos que un millón de m², porque su situación seguía siendo muy atractiva. Y se iniciaron los largos trámites de expropiación, debían de ser terrenos colindantes con lo existente, luego los planos y proyectos y la ejecución, lenta pero segura. Entre tanto, llegó la crisis económica y con ella el frenazo industrial, pero no se paralizó, una visión de de futuro de la Junta de Castilla y León. Ade Parques Tecnológicos y León que es la entidad que gestionará este suelo, que decía cuando finalicen las obras, habrá de nuevo demanda. Ya estaba aprobada su ampliación y ejecución de nuestro polígono industrial. Un punto geográfico de primer orden, muy bien situado, en un lugar de la A6, en el corredor del noroeste privilegiado y equidistante. Por ello tiene todos los valores añadidos y ventajas para la instalación de industrias, puntos de logística y empresas de distribución, a una distancia interesante de Madrid, pero fuera de los inconvenientes de la gran urbe metropolitana.
El nuevo y magnífico suelo industrial, de primera, con todos los servicios equipados a la última y con todos los visos de éxito, como la fase anterior, es ya una realidad tangible y prometedora.
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