POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
La primavera de mayo-junio marca fechas de amores, de xanes, de verdor de arbolado, de flores de manzano, de flores silvestres y de jardinería en obsequio a la Virgen Madre («Venid y vamos todos/ con flores a porfía, / con flores a María / que Madre nuestra es»… que así cantábamos de pequeños).
Pero, con singular protagonismo festivo-eclesial, mayo-junio es tiempo de PRIMERAS COMUNIONES.-Hagamos un poco de historia.- Por PRIMERA COMUNIÓN se entiende el acto en el que una persona, generalmente en edad de 9 a 12 años (antiguamente, entre 6 y 9 años), participa por vez primera del Sacramento de la Eucaristía.
Esta ceremonia eclesial-católica tiene su origen en el IV Concilio de Letrán (1215-1216) convocado en 1213 por el Papa Inocencio III mediante la Bula «Vineam Domini Sabaoth». En tal Concilio, además de condenar ciertos errores teológicos y establecer normas de conducta moral, se recomendaba el establecimiento de la PRIMERA COMUNIÓN en edad de «uso de razón» y se decretó la obligación de la confesión anual y la comunión por Pascua de Resurrección.
En sus orígenes la PRIMERA COMUNIÓN era un acto EXCLUSIVAMENTE RELIGIOSO, sin relevancia social alguna; es a partir de los mediados-finales del siglo XIX cuando «lo social» deja notar su influencia hasta llegar a esta PARAFERNALIA-PRESUNCIÓN de los tiempos actuales.
Hasta hace unos años los comulgantes, después de la misa, eran obsequiados en la sacristía con chocolate, galletas y otras dulcerías y, después, en la casa, había banquete familiar (sopa de menudos, arroz con pitu, carne o pescado, brazo de gitano…) y los regalos solían ser «cosas prácticas», libros de cuentos…
Hoy día, a base de «reducir misa y ampliar banquete» las Primeras Comuniones dejaron de ser «algo en familia» para transformarse en un presuntuoso acto al que invita «una» familia. Banquete a todo lo grande, orquesta y baile incluidos; regalos cibernético-informáticos de novísima generación; medios audiovisuales de altísima fidelidad; telefonía móvil utilizable para todo tipo de aplicaciones y que hasta sirve para hablar… Y es que, como decía un amigo ante este temporal de moda seudoreligiosa, «Madre mía; esti añu toy AMENAZAU con cuatro Comuniones. ¡Adiós paga extraordinaria! «.
¿No será momento propicio para que la Iglesia Católica, «Mater et magistra», retome el verdadero sentido de la PRIMERA COMUNIÓN y lo transmita en su pureza original a los creyentes?