POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Este año de 2019 cumple el medio siglo de mi marcha de Sahagún, en León, donde fui director y profesor del Centro de Enseñanza Media allí existente.
Llegué a esa ciudad «sahagunera» (no me gusta decir «facundina») en diciembre de 1963, recién terminadas mis prácticas de Alférez de Complemento en Salamanca, para dirigir un Centro de Enseñanza «en casi desguace». Mi misión, en encargo del Inspector de Enseñanza Media don Benedicto Nieto, sacerdote y catedrático de Latín, era la de «aguantar el curso y a ver qué podía hacerse».
Eran días navideños, con ese frío seco castellano, que enlazaba una helada con otra. El alcalde, don Silvio de Alaiz, y dos personas directivos del Colegio, don José Ochoa y don Jesús Domínguez, junto con la Vicedirectora, doña Carmen Caballero, me llevaron al edificio-sede donde la decepción fue mi primer sentimiento de «aquí nada puedo hacer».
Había 42 alumnos para cuatro cursos de bachillerato elemental y tres profesores trabajando en un edificio casi en ruinas. Bastaron 15 días para que el Ayuntamiento «adecentara» el local y entre todos consiguiéramos dos profesores más.
Fue un trabajo «a destajo», valga la rima. La entrega del profesorado y del Ayuntamiento apuntaba senderos de «ir a más».
Y así fue. Al año siguiente, en 1964, ya superamos el centenar de alumnos/as y nos ilusionamos en conseguir un edificio nuevo con instalaciones para acoger a unos 400-500 alumnos. El destino cesó en la alcaldía a don Silvio y el nuevo nombramiento «alcaldil» recayó en una persona que nunca logró entender el alcance de nuestro proyecto. Duró poco y un nuevo alcalde, don Eusebio González Mayorga, retomó el proyecto ilusionado que habíamos forjado. Don Benedicto Nieto en la sombra fue el «impulsor secreto» y el «brazo ejecutivo-burocrático» recayó en las influencias gubernamentales de don Manuel Fraga (su esposa doña Carmen era de Sahagún), en don José María Corral (alto cargo en el Ministerio de la Gobernación) y en don Ángel González, Director General de Enseñanza Media, leonés.
Y así, entre luchas burocráticas e ilusiones sin fin, logramos inaugurar en 1968 un magnífico edificio, que es el que ustedes ven en la foto, con un alumnado cercano a los 300 alumnos.
Sería muy petulante por mi parte decir que ese fue un logro personal mío. Todo fue posible merced a un profesorado entregado sin límites: Carmen Caballero, Domingo Zamora, Pilar Casas, María Blanco, don Eleuterio (sacerdote que sucedió a don Isaac de la Mota), don Manuel González, Felicitos Placer… y a otros más siempre presentes en mi recuerdo.
Muchos, muchos alumnos/as pasaron por nuestro Centro y todos ellos «hicieron carrera» en una realidad afortunada.
Ayer dos antiguas alumnas sahaguneras, hermanas, María José y Socorro Castañeda, recordaron la «despedida» de MI COLEGIO. Un COLEGIO que, perdonen que presuma, salido de una ilusión juvenil, hizo de «granito de arena» en el progreso cultural de una comarca.
Y con la actividad docente-directiva, el complemento dulcero de las AMARGUILLOS DE SAHAGÚN y el complemento guisandero de los PUERROS de la zona, los mejores del país, que tienen Denominación de Origen.
Gracias, SAHAGÚN, por haberme acogido con tanto cariño, Gracias al profesorado que colaboró conmigo sin regatear esfuerzo e ilusiones. Y GRACIAS a todos mis alumnos y alumnas que después de medio siglo aún tienen un gesto de cariño para recordar «al viejo profesor».
Marché de Sahagún en 1969. No es verdad, SAHAGÚN sigue presente en mi sentimiento y en mi recuerdo.