POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
San Isidro Labrador (1090-1130) es santo patrono de Madrid, a cuyo amparo, además, se acogen los gremios, cofradías y hermandades de labradores y ganaderos. Nacido de familia humilde fue, por carácter y convicción, un hombre humilde, generoso, caritativo y devoto creyente.
De él se cuenta que, estando en oración, venían los ángeles del cielo para «conducir» la yunta de bueyes que tiraban del arado y, así, no interrumpir el rezo del santo.
No les parezca mal, pero no creo que fuera así; Dios nos pide oración, es cierto, pero también nos «empuja al trabajo».
Lo dice el refranero: «Pa con Dios y el hombro al carru»; «Dios y el cuchu facen muchu, pero más el cuchu que Dios».
Que es lo mismo que decir lo que aconseja el lema monacal: ¡ Ora et labora ! (¡Reza y trabaja!).
Madrid, cada 15 de mayo, celebra fiesta y romería en honor de su patrono. Y en esa fiesta, ya desde mediados del siglo XIX, son famosas las ROSQUILLAS DE LA TIA JAVIERA.
¿Quién era esa buena señora?.
Nos lo contaba don Jacinto Benavente en un artículo que publicó en el diario ABC, en 1950, si no me equivoco. La TÍA JAVIERA era una señora de Villallarejo de Salvanés y aunque don Jacinto no la conoció (él nació en 1886), sí la conocieron sus padres pues él era médico titular de Villarejo y su madre era nativa de esa localidad. La fama de esas rosquillas fue tal que «todos aseguran ser descendientes de la Tía Javiera y poseer el secreto de elaboración de tales golosinas».
No se lo crean.
Luces, parroquia de Lastres y concejo de Colunga, es lugar que ensambla campesinado y marinería. Su devoción a San Isidro Labrador tiene tradición de años y su fiesta pregona alegría desbordante. No se la pierdan.