POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Hoy es «viernes de vigilia», día en que a los «cristianos viejos» se nos prohibe el consumo de carnes de animales que «vivan en o sobre la tierra». Usaremos, pues, de mariscos, pescados y vegetales. Les cuento una historieta: Siendo don Alfredo Escobar, marqués de Valdeiglesias, director de LA EPOCA fue invitado en compañía de Castro Serrano a degustar una exquisita preparación de setas en casa de una dama ilustre de la corte, amiga de ambos. Comida espléndida, parabienes a la anfitriona que, por cierto, no comió nada por encontrarse indispuesta.
Al día siguiente la noble dama le dijo a su sirvienta: «Ve a casa del Sr. Castro Serrano, pregunta por su salud y si se encuentra muy bien… dile a mi cocinero que me sirva para el almuerzo las setas de ayer».
Todo un método «fin de siècle», que dirían los franceses, para conocer si unas setas son tóxicas o no.
Nosotros, aquí y ahora, vamos hacer las cosas más sencillas y para evitar problemas utilizaremos setas de cultivo.
Pasaremos a la plancha, sazonadas con un poco de ajo, unas setas (Pleurotus ostreatus, de cultivo) de tamaño mediano-grande; se reservan. Coceremos unos corazones de alcachofas (unos 6) partidos en cuartos o en mitades (al gusto). Abrimos al vapor 1,5 kg de mejillones y seleccionamos su carne.
En una fuente de horno, sobre el lecho de setas, se disponen las alcachofas y los mejillones. Finalmente, el conjunto se baña con una salsa verde elaborada con aceite, ajo, perejil y un chorro de vino albariño o andaluz.
Calienta brevemente en horno y se sirve de inmediato.
Una advertencia obligada: Aconsejamos mejillones por ser molusco barato; si utilizan almejas (fina o babosa)… ¡aplausos de enhorabuena!