POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuando el bueno del rey Alfonso X, al que llamaron Sabio, otorgó Carta Puebla a muchas villas asturianas, presuntas capitales del municipio, fijó un día de la semana para que el vecindario de esa localidad efectuara compraventas de sus productos (ganaderos, agrícolas, alimentarios, artesanales, etc.), especificando precios, modos de transacción, condiciones higiénicas, etc.
Eran los llamados días de mercado (dís de mercau), que en el caso concreto de Colunga tenía y tiene lugar los jueves.
En la villa colunguesa el mercado se desarrollaba en tres zonas diferentes: en «la plaza» cercana al ayuntamiento (desde 1955, «la plaza cubierta») donde se comercian productos alimentarios y artesanales; el «mercau del ganau», hoy desaparecido, donde se efectuaban compraventas de ganado vacuno, equino y lanar; y «el mercau de los gochos», también desaparecido, donde se comercializaba ganado de cerda.
Las transacciones con ganado finalizaban con «la robla», invitación mutua, en un chigre o bar, entre comprador y vendedor, además de algún allegado que había intervenido en la operación.
Las otras gentes, las que «mercaben en la plaza», iban a «tomar las once» a una de las dos confiterías existentes en la villa: LA PORTALINA y la de MAGOVI.
Unas «once» que normalmente consistían en un CUBILETE DE ALMENDRA y un vasín de VINO DULCE.
El CUBILETE DE ALMENDRA es un pastel muy típico de Asturias.
Si ustedes consultan el diccionario verán que llama «cubilete» a un recipiente metálico de forma troncocónica, más ancho por la boca que en la base, que los cocineros y pasteleros utilizan como molde para varios usos de sus oficios.
Así pueden hacerse los CUBILETES DE ALMENDRA:
En un cuenco se mezclan 200 g de harina, 125 g de mantequilla, 2 yemas de huevo, 50 g de azúcar y una pizca de sal.
Se amasa muy bien y con cuidado para formar una masa tipo «pasta quebrada».
Con ella se forran fondo y paredes de los moldes, se rellenan con garbanzos, y hornea durante unos 12 minutos. Se sacan del horno y se retiran los garbanzos.
Aparte, en otro cuenco, se mezclan 4 huevos con unos 250 g de almendra molida, 250 g de azúcar y una copita de licor al gusto (vino blanco, brandy…).
Con esta mezcla se rellenan los cubiletes y vuelven al horno durante otros 12-15 minutos. Se sacan, enfrían, desmoldan y se espolvorean superficialmente con azúcar glas.
Y ahora una sugerencia: ¿Se animarán las confiterías-cafeterías colunguesas, en estos días veraniegos, a «resucitar» la vieja costumbre del «cubilete de los jueves»?
Sería una buena oportunidad para recuperar una historia que no debe perderse.