POR ANTONIO ORTEGA SERRANO, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE HORNACHUELOS (CÓRDOBA)

Que pena me da ver estos actos de agravio a nuestra Bandera y, más pena aún, cuando veo que la están quemando “valientes encapuchados”, que son tan cobardes y tan poco hombres que tienen que llevar el rostro tapado para que no se les conozca, o cuando en programas de TV, podemos ver a los integrantes de los partidos de la izquierda, con sus pancartas reivindicativas -sin sentido- en sus manifestaciones de protesta; de todo menos de los errores de sus partidos y dirigentes, portando símbolos que no están autorizados en nuestra Constitución, esa Constitución que se aprobó por votación unánime con el sufragio de todos los españoles, -de cualquier signo político- y, que ahora se pavonean con aire de suficiencia con Banderas republicanas, banderas rojas con la estrella roja y la hoz y el martillo (símbolos Bolcheviques, comunistas, estalinistas, leninistas, sin olvidarnos de Molotov, el sanguinario inventor de los costéeles) y otras con las siglas marxistas, pero en cambio, ni una sola Bandera Roja y Gualda que es la de España. ¿Qué les pasa a esas gentes? ¿Es que se ruborizan portarlas? ¿Es que para “ellos” nuestra Bandera, no es lo suficientemente resplandeciente? Esa Bandera Roja y Gualda por la que pelearon y murieron muchos cientos de miles de españoles. Esa Bandera… ¡Es nuestra Bandera! Pero quisiera recordarles que ésta actitud; es otra de las “importantes” herencias que hemos recibido del iluminado Zapatero. Motivo por el cual deseo recordar un trascendental testimonio de lo que significa la Bandera de España. ¡Nuestra Bandera!
En España, esta tierra nuestra, cuando se cumplen algo más de 225 años, que por Real Decreto, Su Majestad el rey Carlos III, y bajo concursos, fue elegida como Enseña de la Armada Nacional, una bandera dividida a lo largo en tres franjas horizontales, con los colores Rojo, Amarillo y Rojo, siendo el amarillo de doble anchura que cada uno de los otros dos. Aunque, la unificación de las banderas se produciría, por Real Decreto del Ministerio de la Guerra, del día 13 de Octubre de 1843 y la Bandera de la Marina Española, pasaría a ser la de la Nación, convirtiéndose en la Enseña Nacional.
Para algunos puede ser esa bandera: “Un trozo de tela con diferentes colores”, pero por suerte, para la mayoría que pensamos con prominencias de altura de miras, no nos convence esa “baja” definición. Creemos que la Bandera es algo más que materia cruda, la Bandera es también: Historia, Tradición, Unidad, Hermandad y Amor de los que vivimos bajo su protección, la besamos y la juramos.
Amar, maravillosa palabra, si amamos a la Patria, tenemos que amar a la Bandera, se ama a Dios, la belleza de la vida, a la madre, al padre, a la novia, a los hermanos, a los hijos y a muchos que continúan esta lista, pero esos colores Rojo y Gualda, amparan a toda la familia y por ello nos deberíamos sentir orgullosos de ser españoles. No como algunos que lo único que les interesa es “seguir sentados en la poltrona”, disfrutar de copiosas mariscadas y comilonas con sabrosos jamones de “Pata Negra”, buenos vinos y Champañas, ambos de primeras marcas, y el resto… para los pobres españoles y las familias con pocas posibilidades económicas, mileuristas y parados.
La Bandera, encierra en sus colores, nada más y nada menos, que los del Pendón de San Isidoro, de Astures, la insignia de la reconquista, así como el Escudo de Navarra, el de las Navas de Tolosa, el de los Cinco Pendones de Lepanto y el Oro y Pendón rojo de Castilla, reclama el honor de los bastiones de Aragón y Cataluña y las cadenas de Navarra, oro y sangre, sangre y oro, porque no hay sangre ni oro para comprarla, ella se da sólo a los que la aman.
El escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, decía: “La Bandera es el signo de la batalla, es la enseña de la independencia nacional. Cuando pasa un féretro ante nuestros ojos, nos quitamos el sombrero o nos persignamos como homenaje a la persona que ha desaparecido. Y cuando pasa la Bandera de España, por honrar a aquellos que murieron por defenderla”.
El poeta malagueño Salvador Rueda, cantaba así a la Bandera: “La Bandera es nuestra frente, nuestro pecho, nuestras manos, todo sabio, todo padre, todo hijo, todo niño, todo anciano, a dos madres le decimos, en ella ondula entre las dos. Quién la ultraja, así se ultraja, quien la eleva así se eleva, quien la mancha así se mancha, al que al sol honor levanta quien virtud en alto lleva y quien la besa a Dios besa. Y nuestra Bandera es todo y ante todo, y nada más el alma de los españoles, es roja de sangre y honor, y dorada de sol y nobleza, que flotando en paño bicolor, nos recuerda para que no se nos olvide los gloriosos blasones de nuestro pueblo”.
Bandera de Rojo y Gualda, colores alegres, vivos, brillantes, para decirles a todos que donde estás tú, allí está España. En ella palpitan los latidos férreos del corazón y el aliento inmortal de todos nosotros, que contrasta no sólo con el azul del mar y el celeste del cielo, sino también con el ocre de nuestros valles y las mesetas, alegras a quien la mira, enamoras a los que te hemos besado y jurado, no eres privilegio de unos pocos, sino que perteneces a todos los que tenemos el orgullo de llamarnos españoles, por ello el que la ofende o ataca merece nuestro desprecio, y al que le podemos aplicar aquella canción que nació de lo más profundo de nuestra Raza, Aragonesa y Bravía.
¡¡EL QUE OYENDO VIVA ESPAÑA, CON UN VIVA NO RESPONDE, SI ES HOMBRE NO ESPAÑOL, Y SI ES ESPAÑOL NO ES HOMBRE!!
¡¡VIVA NUESTRA BANDERA!! y ¡¡ ARRIBA ESPAÑA!!