POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El título de este plato, dicho así, recuerda a un cuplé ya muy antiguo que, en versión de mediados del siglo XX, interpretaba Sarita Montiel (después Saritísima y finalmente Sara) y que en uno de sus estribillos repetía: «Mimosa, mimosa, / no me seas zalamera ni engañosa: / Si ya sabes que te quiero / que por ti me muero; / ¿de qué estás celosa? / ¡Mimosa, mimosa!».
No, no; en este caso no se trata de amores. amoríos, celos y caricias, hoy tan en boga.
Aquí y ahora trataremos en primer lugar del árbol conocido como «mimosa común» (Acacia decurrens), originario de Australia e importado a Europa hacia 1820, y que en la actualidad -tal es su abundancia y capacidad de reproducción, se considera «especie invasora» en Galicia y en Asturias.
Florece desde enero a marzo y sus flores, reunidas en cabezuelas esféricas, son de un vivo color amarillo e intensamente perfumadas.
Vayamos, seguidamente, a la segunda parte, que, en definitiva, es una forma atractiva de ofrecer a los comensales «huevos cocidos» o, dicho de otra forma, «huevos duros».
A mi como más me gustan es de este modo: Cuezo los huevos en agua con una pizca de sal durante unos 10 minutos; los saco, enfrío al agua fría y les elimino la cáscara.
Aparte cuezo en agua una cabeza de rape, selecciono su carne y la desmenuzo mucho, mezclándola después con unas colas de langostino o de gambas, picadas en menudo.
Corto longitudinalmente los huevos en dos mitades; reservo dos yemas y las otras las mezclo con el pescado y el marisco ligando la mezcla con un poco de ketchoup o de salsa de tomate.
Con esta mezcla relleno los «huecos» de los huevos, que dispongo «boca abajo» en una fuente.
Baño el conjunto con una bechamel ligera y adorno con un espolvoreo de las dos yemas reservadas, migadas, imitando la flor de la mimosa.
NOTA:
El «relleno de los huevos admite múltiples versiones.