POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE BETANZOS, MIÑO Y PADERNE (LA CORUÑA)
Conocedor don Manuel Blanco Rey, cura párroco de Santa María de Loureda, de la existencia de nuestro trabajo de investigación histórica sobre el origen del aprovechamiento de los Baños de Arteixo, que habíamos realizado para insertar en la prestigiosa revista “Coruña, historia y turismo” de 2012, con la que hemos venido colaborando asiduamente, y número que no vería a la luz por falta de apoyo por parte del Ayuntamiento de La Coruña, se nos brindó para gestionar su edición por el Concello de Arteixo, bien aparte o en alguna de sus publicaciones. Hace un par de días nos anunciaba el desinterés arteixán, por cuya razón hemos decidido presentarlo por entregas en esta web.
Comenzaremos por la genealogía de la familia que tuvo la feliz idea de habilitar el entorno de esa gran riqueza hidrológico-médica gallega, para transformarlo en balneario y proporcionar con ello su aprovechamiento clínico, que no se lograría con cierta efectividad hasta el primer tercio del siglo XIX y que alcanzaría su esplendor a remates del mismo, en razón a ponerse de moda entre la alta sociedad el acudir a este tipo de establecimientos y celebrar en ellos elegantes tertulias, reuniones y banquetes, al tiempo de disfrutar de sus aguas, jardines y paisajes.
Se hallan ubicados al principio del valle de Loureda, a escasos doscientos metros del camino real o carretera que une La Coruña con Carballo y a una distancia de un kilómetro de la costa. Las aguas termales que fluyen del manantial se componen fundamentalmente de cloruro sódico, potásico, cálcico, magnésico, sulfato de calcio y silicato sódico, siendo ideales para el tratamiento de afecciones cutáneas, reumatismo, artitris, gota, parálisis, neuralgias y neurosis, afecciones abdominales crónicas etc.
En las respuestas al Catastro de Ensenada del “Ynterrogatorio de la Feligresia de Santiago de Arteixo”, jurisdicción Real de La Coruña, formadas el 12 de octubre de 1752, no consta la existencia del lugar de los Baños, ni por consiguiente dato alguno sobre la explotación de sus aguas minero-medicinales. Por tanto no se regulaba producto alguno por dicho concepto, a pesar de lo primitivo del manantío y de la utilidad que para los naturales supondría su prehistórico aprovechamiento, hasta el punto de no figurar con hospital, centro asistencial o auxiliar alguno.
A mediados del siglo XVIII, don Antonio Fernández Gallego y doña Josefa Prego de Montaos, su mujer, ejercían como comerciantes en la ciudad de La Coruña, con el acierto y el éxito suficientes para invertir parte de sus beneficios en la adquisición de propiedades en la parroquia de Santiago de Arteixo, en donde habrían de ampliar y rehabilitar una casa exenta, con territorio y huerta alrededor, inmediata a las referidas aguas, que bautizarían con el nombre de los Baños y que sería su domicilio, en calidad de vecinos de dicha feligresía.
Como fruto del matrimonio procrearon a cuatro hijas, doña Francisca, doña Josefa, doña Regina y doña Sebastiana Fernández Gallego, la segunda de las cuales se mantendría celibata. La primera de las citadas, doña Francisca, casaría con don Ignacio Barvié, oficial de la Contaduría de Correos Marítimos de La Coruña, de la que eran vecinos, hijo de don Juan Barvié, Administrador de la Real Lotería de La Coruña, y de doña María Ignacia Someso de Pravio (acomodados cereros de Monelos, con casas en Santa Catalina y en la calle Real), y tendrían por hijos a don Juan, doña Francisca y doña Carmen Barvié.
La tercera, doña Regina, se casaría el 10 de febrero de 1787 con el hidalgo don Juan José Failde Sanjurjo o Rico Villademoros, natural de Betanzos, hijo primogéntio de don Juan Antonio Failde Sanjurjo Montenegro, mayordomo del Marqués de Bendaña que tendría a este hijo como ayudante, a quien como ayuda de matrimonio le entregaría, el 23 de octubre de 1790, la muy respetable cantidad de 10.000.- reales, mediante el otorgamiento de la preceptiva carta de pago (Archivo Notarial Coruña.Protocolo 2.328, folio 196, del escribano Joaquin Espiñeira y Aguiar, del número de Betanzos), y de doña Joaquina Rico Villademoros. Trasladaría su residencia a La Coruña al ser nombrado Juez de la Jurisdicción de Bergantiños, y capital en la que habría de ejercer como asentista del arbitrio del vino (1803) y de carnes del ayuntamiento de Santa María de Oza, de gran significación por el volumen de transacciones, superando el millón de reales de recaudación. Con su mujer fundaría la capilla de los Baños de Arteixo en 1818, de la que trataremos oportunamente, y unión de la que no tuvieron descendencia, habiendo fallecido el 28 de septiembre de 1822, y sepultado dos días después en la iglesia de Santiago de Arteixo. En estado de soltero, don Juan Antonio había tenido una hija con doña Antonia de Castro, también soltera y brigantina, llamada doña Angela Failde de Castro, que casaría con el procurador don Baltasar Cándido Golpe, por esponsales formalizados en Betanzos el 16 de enero de 1804.
En cuánto a doña Sebastiana, se uniría en matrimonio con don Juan Flood, y tuvieron por hija a doña María Josefa Flood, que quedaría huérfana siendo niña, bajo la tutela de sus abuelos (1800), curaduría secundada por don Juan José Failde (1802), y seguida por el procurador don Julian de Veiras Romay (1806). En esta última etapa habría de casarse con don Juan Francisco Wais, francés natural de Bayona, quien en 1808 se encontraba empleado en Ribadeo en la casa de comercio de don Francisco María Amor, por lo que en el mes de julio de 1808 habría de ser arrestado, a causa de su nacionalidad, en el ayuntamiento de dicha plaza, hasta que prestó juramento de obedecer las órdenes de la Junta “…y que no hablaría, escribiría, ni haría gestión alguna que se opusiese a la soberanía de Fernando VII” (B.R.A.G. nº 226, pág.233, Ribadeo en la Guerra de la Independencia, por Francisco Lanza Alvárez, julio de 1808); el 2 de febrero de 1809 las tropas del Teniente General don José Worster, una parte de la 4ª División del Ejército de Asturias, saquearían la casa de Raimundo Ibáñez,dándole muerte, además de las casas de Amor y Miranda, entre otras, viéndose obligado a trasladar su residencia y abandonar la villa en dirección a La Coruña, una vez obtenido pasaporte el 15 de febrero de 1809, emitido por don Lope Bernardo Diaz Canel, abogado de los Reales Consejos y primer regidor de dicho ayuntamiento, y el suscrito por el comandante francés Maulmond en los siguientes términos: “Laissez passer le Sr Jean François Vais qui avec trois Domestiques et des chevaux, va á La Corogne pour ses affaires. Pretez-luiprotection aubesoin. Rivadeo le 2 mars 1809.[Firmado] Le comt Maulmond.[Rúbrica].” (Archivo Municipal Coruña.Caja 6.580). En La Coruña se establecería como comerciante y conocería a su futura mujer, a la par de convertirse en el gran innovador de los Baños de Arteixo, con la construcción de casas para los pacientes. Tuvieron entre otros hijos a don Juan Wais Flood, destacado médico que supliría al doctor Dominguez en la dirección facultativa de los balnearios de Arteixo y de Carballo entre 1848-49, y los dirigió desde 1861 a 1865, además de ejercer como Subdelegado de Sanidad del partido de Carballo y de médico en el Hospital Militar de la Coruña (Antonio Meijide Pardo. Hidrología Médica en Galicia. Los Balnearios de Arteixo y Carballo en el siglo XIX. Medicina Galaica nº 31, pág.,9. 1985).El 22 de enero de 1840, doña María Josefa Flood, reclamaba las rentas que Vicente Dominguez le debía como llevador del lugar de Bemantes (Miño), como curadora de sus hijos, según discernimiento efectuado por el Excmo. Sr. Capitán General del Ejército y Provincia del 9 de Octubre de 1837, a poco de haber fallecido su marido.
El Sr. Wais, mantendría estrecha relación con su hermano don Juan Wais, asimismo comerciante y vecino de Bayona, y con otros amigos y conocidos de Saint Jean Pied de Port (Obispado de Bayona de Francia), de donde era oriundo. El 6 de julio de 1856, María Lopez, viuda de Juan Baptista Bernardo Serrot, vecina de la feligresía de San Martin de Tiobre, jurisdicción Real de Betanzos, con quien tuvo a Florentina y a José María Serrot, otorgaba poderes a favor de don Juan Wais, por ante el notario brigantino don Agustin Núñez Taboada, en razón al fallecimiento de Gillermo Serrot y Juana López, sus suegros y vecinos que habían sido de Saint Jean Pied de Port, con el fin de que pudiera hacerse cargo de la administración de su herencia (Archivo Notarial Coruña.Protocolo s/nº, folio 207, de Betanzos).
Fallecido don Antonio Fernández Gallego en el lugar de los Baños, el 18 de agosto de 1781, su viuda doña Josefa Prego de Montaos se casaría en segundas nupcias con don Bernardo Cuervo, hijo de don Francisco Cuervo de Ramón y de doña Clara Fernández Portal, vecinos de Luanco, de donde era natural. De esta unión serían fruto don Jorge, que falleció sin sucesión, y don Francisco Cuervo que casó con doña María Muñiz, hidalga de origen como hija de don Manuel Muñiz, vecinos de San Julián de Lendo, con la que tuvo por hijos a don Francisco Cuervo, que falleció célibe; a doña Carmen Cuervo Muñiz que casó con el hacendado hidalgo don Pedro Ramallal, dueño de la Casa Grande de Santa María de Celas (antepasado de don Ramón Ramallal Rumbo, Corredor de Comercio, que casó con doña Carmen Núñez Fernández de Betanzos, y casa propiedad en la actualidad de su hijo don Antonio Ramallal Núñez, notario de La Coruña, natural de Betanzos), a don Juan Cuervo y a doña Francisca Cuervo Muñiz. El 6 de septiembre de 1816 fallecía don Francisco Cuervo en el lugar de los Baños, siendo enterrado al día siguiente en la iglesia de Santiago de Arteixo, dejando viuda a doña Clara Fernández.
A finales de 1802, doña Josefa Prego de Montaos dejaba viudo a su segundo marido don Bernardo Cuervo, que volvería a casarse en la parroquial de Santiago de Arteixo, el 26 de febrero de 1806, con doña Ramona Batell (también figura como Batillé en numerosas escrituras), natural de Ferrol, era hija de Francisco de Paula Batell, natural de La Coruña, y de doña Clara Pérez, natural de Ferrol. En el libro de bautizados de la parroquia de Santiago de Arteixo (Archivo Diocesano. L.S.2. 1740-1832), figuran que recibieron las aguas bautismales los siguientes hijos: José Julián Patricio, el 17 de marzo de 1808 (folio 103); Bernardo Salustiano Gregorio, el 25 de mayo de 1809 (folio 111vº); Regina Felipa, el 13 de septiembre de 1810 (folio 118vº); Juan Bautista JoséHilario, el 14 de enero de 1812 (folio 127vº); Matías Modesto Francisco, el 24 de febrero de 1813 (folio 133); María de los Angeles, el 2 de agosto de 1814 (folio 142); Ramón Francisco, el 23 de febrero de 1816 (folio 151vº), y Ramona Turibia, el 16 de abril de 1817 (folio 159). De los ocho hijos citados, habrían de criarse y sobrevivir tres, doña Regina, don Juan, y doña María Cuervo Batell; el prolífico don Bernardo fallecería en el lugar de los Baños el 23 de agosto de 1820, y doña Ramona, en situación de pobre de solemnidad, sería enterrada en el atrio de Santiago de Arteixo, el 9 de agosto de 1833.
La primera de los tres hermanos, doña Regina Cuervo Batell se casaría con don Antonio Calvete, quien en 1840 representaba a su cuñado don Juan, que se encontraba al servicio de las armas, por poder otorgado el 19 de junio de 1837, por ante el notario don Domingo Antonio Taboada de La Coruña, y a doña María, soltera mayor de 20 años y menor de 25 de la que era curador. Esta última casaría con otro Antonio Calvete, con el que tendría por hijos a Bernardo y Ramón, y en segundas nupcias con Pedro Portela, con el que tuvo a Eduardo y Ana.
Hasta aquí, los personajes implicados en nuestro estudio y que, en mayor o menor medida, contribuirían a revitalizar la explotación de las aguas termales de los Baños de Arteixo y a la formación de su balneario.
(Continuará)