POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ. CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Moisés Bueno quiso trasmitir a sus discípulos villanovenses el don recibido de Dios para el arte. Nos hablaba con pasión e ilusión de las características de cada uno, Tomás Sánchez, Miguel Ángel Bueno, Humberto Bueno, Manuel Burgos, Rosa Román, Juan R. Sotomayor, Joaquín Sánchez, casi todos finalizaron Bellas Artes.
Sus enseñanzas, su estudio estuvieron abiertos, de forma gratuita para los que tuvieron esta vocación. Cuando me evocaba sus estudios de Bellas Artes, en la Escuela de San Fernando, en Madrid, era crítico con la enseñanza que recibían los alumnos. Sin embargo mostró siempre su agradecimiento y cariño a sus profesores, Marcelino Santa María, Julio Moisés, Fernando Sotomayor y Celestino Sánchez de León.
Nunca se planteó su vida como artista que vive de la venta de sus obras, pero realizó numerosas exposiciones en Madrid, Toledo, Bilbao, Alicante, Barcelona, Málaga, Jaén y en tres ocasiones en Villanueva del Arzobispo.
El tema cinegético fue por el que se sintió más motivado. Tuvo un gran contacto con la naturaleza, recorriendo y conociendo las maravillas de las sierras de Cazorla, Segura, las Villas y Sierra Morena.
En sus retratos sabe captar la psicología, vida y carácter de la persona. Interesado por el arte, además de pintar realizaba maquetas de barcos, aeromodelismo, así como la realización de una excelente colección de videos y fotografías.
En sus últimos años de vida deseó que sus obras estuviesen en cada rincón de nuestras iglesias, donando sus obras. En la Parroquia de San Andrés donó en 1946 sus retratos de San Pedro y San Pablo; en la iglesia de la Vera-Cruz, el cuadro ‘La pesca milagrosa’; para el Santuario de la Virgen de la Fuensanta, los retratos del padre José, padre Timoteo, “El Milagro de la Reina Mora”, representando el momento en el que el milagro ya se ha realizado; en la Residencia de Ancianos el mismo motivo pero recogiendo el momento en que se produce el milagro. En el convento de dominicas de Santa Ana, un impresionante Cristo y bajo él el claustro del convento y las monjas en diferentes tareas.
Al Ayuntamiento de la localidad, para la alcaldía, donó un paisaje de nuestras sierras.
Ya en el año 1979 escribía Antonio Martos en “Diario Jaén”: ‘Sus cuadros son como ventanas abiertas a un mundo lleno de contrastes, de luces que se filtran, de animales retenidos en un instante’.
Tito Ortiz escribió: “Su paleta permanece abierta a una muy extensa gama de tonalidades, destacando el trato que de sus pinceles recibe la luz”. Pilar fundamental en la vida cultural de Villanueva del Arzobispo, fue él quien encargó la imagen de Jesús Nazareno, en 1946, al escultor sevillano José Rivera; miembro activo en todos los actos celebrados en 1956 con motivo de la Coronación Canónica Pontificia de la Virgen de la Fuensanta; se implicó en la organización de la Primera Fiesta del Aceite, en 1961, que dejó un imborrable recuerdo en todos los asistentes. Su inmensa obra artística, repartida en los cinco continentes, nos obliga, si se realiza un Museo de Artistas de la localidad, que figuren con todo mérito varias de sus obras.
En el mes de junio de 2003 partió hacia las estrellas y el cielo parece menos azul, ya que lo utilizará intensamente para sus pinturas de las sierras o de la inmensidad del mar.