POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)

Acabamos de celebrar nuestra fiesta mayor, la de la Patrona de esta ciudad y su comarca, La Virgen de las Angustias. Una fiesta importante, devoción popular, tradiciones ancestrales, costumbres continuadas. Es una fiesta totalmente religiosa con pocos aditamentos que no lo sean. Este año, una vez más, puntual en el calendario de fiestas y en medio de unos rigurosos días invernales hemos celebrado esta advocación mariana antigua y arraigada. Es la patrona de muchísimas ciudades, villas y pueblos de España. Muchas de ellas el día 9 de febrero, la octava de la Presentación. Otros numerosos lugares la celebran en septiembre. Y en otras ciudades la celebran el Viernes de Dolores, porque es una imagen dolorosa. Pero se celebre en cualquiera de estas fechas, es una de las advocaciones marianas bastante extendidas.

Una de las cosas tradicionales de esta celebración es la hoguera o luminaria, gran hoguera que llena de luz la noche de vísperas, la noche de la salve popular, la noche de la visita de todo un pueblo que la reza, que la pide favores, que la agradece también.

Esas luminarias enraizadas en la historia con tantos símbolos. El fuego purificador, la luz que ilumina las tinieblas en las noches festivas, el gratificante calor en las noches invernales… hogueras que también iluminaron otros festejos, como los taurinos en la antigüedad, que está muy bien documentado en la historia.

El día de la fiesta, amaneció con nevada amenazante que fue creciendo, un respiro climatológico después de la solemne misa, apenas para sacar a Nuestra Señora, la Madre de Dios, a recorrer la ciudad que la honra. Es la Alcaldesa Honoraria desde los años sesenta, poco después de su coronación canónica. Por eso nuestro Alcalde la entrega el bastón de mando durante la ceremonia religiosa. Apenas el pueblo cantó la Salve popular en la Plaza del Arrabal y la imagen era introducida en la parroquial de Santo Domingo de Silos, con los acordes del himno nacional, de nuevo comenzó a lloviznar. Y no es el primer año que esto ocurre, que nos deja sacarla y honrarla, a pesar de tiempo invernal, propio por otra parte de estas fechas, este año más acentuado si cabe, con fuertes y continuas borrascas, lo que ahora llaman ciclogénesis…

Quiero hacer una mención muy especial. Durante la procesión, la Banda Municipal de Música entonó el arreglo musical del himno de la Virgen, un arreglo especial realizado por su joven director, José Miguel, un extraordinario estreno musical que resultó emocionante y muy bien acogido por los arevalenses, y que muchos lo cantamos durante la procesión, con la emoción a flor de piel.

Todas las previsiones cumplidas, mucho público, a pesar del tiempo, como corresponde al coincidir con fin de semana. Todo según las tradiciones y costumbres.

Pero la semana anterior, durante las novenas, un cúmulo de fiestas tradicionales y populares nos pusieron en situación. Celebramos Las Candelas, con repique de campanas, misa, procesión y hoguera. Las Águedas, sí, el día que mandan las mujeres, con misa, música de dulzaina, dulces y trajes regionales en pasacalles… y San Antón, el santo de los animales, y esto entre refranes elocuentes. Por la duración de los días o por el tiempo, “Por San Julián, si lo ves, creció el día un si es no es; por San Antonio lleva un paso del demonio y por san Blas tiene una hora más”, “Por San Blas la cigüeña verás y si no la vieres, año de nieves”, o “Cuando la Candelaria llora el invierno está fora”. Pues sí, ya están nuestras torres llenas de cigüeñas, como cada año. Y este otro, “Por San Antón la gallina pon y por la Candelaria, la buena y la mala”… refranes y contra refranes, la sabiduría popular acumulada en el tiempo. Fiestas populares, pero todas ellas preludio de la principal, la Virgen Nuestra Señora de las Angustias… ¡nuestra Patrona!