UNA PUTADA
Jul 15 2014

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)

Anuncio de la 'Gran Peña', publicado en el programa de fiestas de verano de 1932. / Colección de Fco. Sala
Anuncio de la ‘Gran Peña’, publicado en el programa de fiestas de verano de 1932. / Colección de Fco. Sala

Los prostíbulos, burdeles, ‘casas de tolerancia’ o ‘casas de citas’ eran lugares regentados por una persona, con habitaciones privadas y mujeres que recibían a los clientes que pagaban sus servicios sexuales. La propagación de algunas enfermedades venéreas fue esencial para que hubiera a lo largo del siglo XIX una reglamentación, tratando de limitar su visibilidad, cercando a las prostitutas en espacios y dotándolas de elementos definitorios para su control: el registro y la cartilla sanitaria

La obsesión por el contagio de estas enfermedades movió a médicos y políticos a proponer su reglamentación, pese a que en la sociedad española su tolerancia estaba totalmente admitida e incluso defendida como necesidad social, habiendo también un rechazo a las practicantes de este comercio. Importante era no poder confundir en ningún momento una ‘mujer pública’ o ‘mujer mala’ con una ‘mujer honrada’ y la ‘esposa madre’ confinada en los espacios domésticos y privados.

Las ordenanzas municipales de Torrevieja en el año 1895, prohibían «hospedar habitualmente» en fondas, posadas o casas de huéspedes a ‘mujeres públicas’. Los artículos referidos al ejercicio de la prostitución no consentían que las putas causasen escándalos con palabras o «acciones ofensivas a la moral» y a las «buenas costumbres» en las calles, paseos u otros sitios públicos, provocando o incitando a los transeúntes. Las ‘mujeres públicas’ que no tuvieran domicilio fijo estaban consideradas como vagabundas y, en su consecuencia, eran detenidas y enviadas, si no era de Torrevieja, por «tránsitos de justicia» al pueblo de su naturaleza, y si era aquí sufría la pena correccional correspondiente.

Las ventanas, balcones y puertas de las casas de prostitución debían de estar siempre cerradas por cortinas o persianas, de modo que no se pudiera ver el interior de las habitaciones desde la calle o desde las casas vecinas. Además, el Ayuntamiento dictó un reglamento especial, debiéndose permitir la inspección de la policía, determinando lo concerniente a la inscripción, cartillas, régimen higiénico y demás medios de vigilancia para estos establecimientos.

A comienzos de los años treinta del siglo XX, valiéndose del cierre del Teatro-Circo Guerrero Mendoza, en la hoy calle Ramón Gallud, fue transformado el aforo del edificio en el lujoso burdel, cafetería y cervecería titulado Gran Peña, dando servicio «veinte guapas y esculturales señoritas» acompañadas con «atracciones de pista» y «Súper Tango» y «Té Tango» acompañadas con una orquestina y, aunque el 30 de junio de 1935 se prohibió la prostitución como medio lícito de vida, no se cerraron los prostíbulos o ‘casas de putas’. De 1939 a 1956, eran legales las ‘casas de tolerancia’, donde sí que tenían que ser las trabajadoras mayores de 23 años y pasar una revisión médica semanal.

En Torrevieja funcionaba la casa de La Verdulera, en el barrio del Calvario, y la casa de La Candelaria que, como paradoja, estaba en el solar ocupado hoy día por el Palacio de Justicia. Predominaban como clientes las tripulaciones de las embarcaciones surtas en la bahía, que buscaban sexo, alcohol y diversión en estos lugares. Para llegar a estos establecimientos los marineros, generalmente extranjeros -chanes-, tenían que atravesar toda la población de noche, casi a oscuras y borrachos, hallando al fin el paraíso sexual buscado. En ocasiones se adentraban equivocadamente en casas de familias torrevejenses, creando gran alarma y revuelo, y teniendo que ser llevados a su embarcación sin sentido y en estado absoluto de embriaguez, o dormir la mona en los calabozos de la casa consistorial.

En ocasiones las señoritas, guiadas por la encargada, iban hasta el muelle del Turbio para ser llevadas en jarbeta al vapor y ofrecer sus servicios, o al pueblo para ser reconocidas en la consulta del médico, para remediarlas de enfermedades de ‘venus’ o expedirles el obligado carnet legitimando su control sanitario. Era evidente que, pese a la vigilancia sobre la moral ciudadana, las autoridades procuraban cerrar los ojos ente la prostitución, siempre que no traspasaran las paredes del prostíbulo.

En la Torrevieja de los años sesenta causó gran revuelo el accidente de un taxi que, de madrugada, regresaba con sus ocupantes de una noche de ‘puti clubs’, embistiendo, en la calle Ramón Gallud, con el ‘carro de la mierda’ de Silverio que venía de vaciar un pozo negro. Se cayó uno de los bidones rompiendo el parabrisas del vehículo, vertiendo su fétido contenido en el interior del taxi. Todos sus ocupantes terminaron bañados en mierda, siendo trasladados al Hospital de Caridad. Allí el médico don José, temperamentado por su pérdida de horas de sueño y, ante las quejas de uno de ellos al sentirse en la garganta restos de excrementos, le contestó en tono prescriptivo: «¡Vaya usted a hacer gárgaras!» Certificando a continuación el ‘buen estado’ de todos.

Por esa época, comenzaron a abrirse establecimientos, bares de copas y clubes nocturnos con llamativas luces de neón. En el Torrejón estaban El California, El Rodeo, La Piscina; en La Mata El Alba; en la hoy Avenida de las Cortes Valencianas El Pozo Dulce; y en la playa de Los Locos el Merendero Salaret con la madame Alicia al frente, y Star Club propiedad del marquesito de la Salaura; todos fuera del casco urbano, excepto Carol, instalado, por casualidad, muy próximo al edificio del Ayuntamiento.

Hoy, las ofertas de servicios sexuales buscan clientes en algunas rotondas, realizando el negocio en el vehículo del cliente, en algún lugar apartado. Con el aumento y diversidad de medios de comunicación, la oferta también se ofrece en prensa y TV, realizándose servicios a domicilio, además de los negocios y contactos a través de internet y la telefonía móvil. Y es que la prostitución conlleva muchos riesgos sanitarios y sociales para quienes la practican, sobre todo VIH, hepatitis, además, de estar en estudio, otros virus.

Fuente: http://www.laverdad.es/

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