POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
El próximo día 21 de Abril se producirá uno de los acontecimientos que marcan todos los años la historia de la ciudad, se producirá la bajada anual de la Virgen de la Montaña a la ciudad que tanto la quiere y la adora.
La primera bajada de la Virgen de la Montaña a Cáceres desde su ermita se produjo el 3 de Mayo de 1641, un año de grandes sequías y calamidades en Cáceres. Ante las peticiones del vecindario, el Ayuntamiento efectuó las gestiones pertinentes con la Cofradía y la imagen fue bajada a la ciudad en rogativa, produciéndose poco después ingentes lluvias que acrecentaron la fe y la devoción de los cacereños hacia la Virgen.
Aunque debemos recordar especialmente la primera bajada de la Virgen de la Montaña como Patrona de la Ciudad el 25 de Abril de 1906, fecha en que se produjo un recibimiento como pocos se recuerdan en Cáceres, según las crónicas de la época.
Y llega el sublime momento de la Procesión. Toda Procesión significa caminar en Cristo y con María, porque así es la vida cristiana. Contemplamos absortos cómo esa muchedumbre de cacereños se aprieta junto a la Virgen en su peregrinación desde el Santuario hasta la Ciudad. La Cofradía, año tras año, lleva la Virgen a la vida, para llevar la vida a la Virgen. ¡Qué bien lo entiende Cáceres!¡Qué bien sabe entender que el cristianismo es camino y encarnación!
La Procesión es la Virgen en la intemperie, aire y luz para la imagen guardada todo el año en el recinto del santuario; es camino y no quietud; amplitud en lugar de clausura; religión que refuerza los vínculos con los hombres y discurre en su fluir espiritual por el cauce del recorrido procesional.
Distinguimos una ruta rural y otra urbana; en la rural atraviesa las fincas de la Montaña, las ermitas del Calvario, del Amparo y de San Marquino, antes de llegar a la zona de Fuente Concejo donde se empieza a agolpar el pueblo de Cáceres y comienza la etapa propiamente urbana de la procesión; formada por las típicas calles cacereñas de Caleros, Plazuela de Santiago, Camberos, Muñoz Chaves, Plaza del Duque, Gabriel y Galán….que parecen que tienen ¡alma y cuerpo, cara y lenguaje! ¡perfectamente adornadas para la ocasión con sus mejores galas: arcos de flores, mantones de Manila, banderitas del mundo, etc.! Calles cuya armonía es un misterio difícil de interpretar.
Calles llenas de cacereños gritando al paso de la Virgen: ¡’Viva la Virgen de la Montaña!, ¡Viva la cacereña guapa!, ¡Viva la Madre de Dios!, etc. Toda la ciudad se convierte en templo, todo Cáceres florece en oración y plegaria…
(Continuará)