POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

A pesar de la gran cantidad de actividades culturales de todo tipo, clase y categoría que se han desarrollado en nuestra ciudad con toda dignidad, ha llamado la atención de manera destacada la cuestión planteada sobre el derribo de la capilla del Hospital Provincial.

Hay nobles amantes de la cultura y a la vez enamorados de la historia de su tierra, honorabilísimos creyentes y no practicantes, agnósticos desmemoriados y otros sin ninguna dirección, partidarios de salvar ese pequeño recuerdo histórico que durante algunas décadas fue lugar del último descanso y despedida de muchos de nuestros paisanos. Todo honor y reconocimiento a tan noble actuación.

Pero este acontecimiento me despierta y trae a la memoria que muchos de estos honorables defensores de la capilla no han actuado igual en otros casos. No hace tanto que se derribaron en esta maltratada ciudad dos monumentos de primerísima categoría como eran, primero la iglesia de principios del siglo XVI, fundación de los Alonso Mera, una auténtica joya de la arquitectura del Renacimiento, y casi al mismo tiempo otra joya esta del gran arquitecto de la segunda mitad del siglo XVIII Ventura Rodríguez, la mejor obra de este arquitecto en toda España. Ante este latrocinio, nadie, ninguno dijo una bendita palabra sobre este vergonzoso hecho, no sé si son los tiempos o el cambio climático.

Y como andamos por esta zona y lo tenemos muy cerca, un testimonio más de estos comportamientos, está muy claro el abandono y estado del Polvorín que va a cumplir un siglo y desde que marchó el Regimiento nadie, comenzando por nuestras autoridades, ni siquiera ha mirado esas tristes ruinas que nos definen.

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