IMPRESIONES DE UN CRONISTA RECIÉN LLEGADO
Oct 15 2015

POR MARIO MOLINES CARBONERAS, PERIODISTA Y CRONISTA OFICIAL DE CALP (ALICANTE)

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La Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, (RAECO), pudo dar (en su XLI Congreso) buena muestra de los positivos valores que se aglutinan en torno a una dedicación que requiere de abnegación, entrega y sacrificio desinteresado: la tarea de cronista.

En mi modesta opinión, la labor del cronista revierte en un notable beneficio para pueblos, ciudades y lugares otorgándoles un valioso legado: el que entresaca del día a día hechos relevantes que no merecen ser olvidados con el arranque de hojas del calendario. Porque hay algo más que una sucesión de anécdotas y hechos. Creo que el mérito del cronista es el de ir tejiendo, a través de su trabajo y estudio, un relato que logre establecer, partiendo de vivencias, sucesos y hechos, una serie de claves con el objetivo de que ayuden a determinar quiénes somos, cómo hemos llegado a ser lo que somos y por qué es así nuestro presente.

La labor del cronista es siempre difícil de valorar a corto plazo. Seguramente, las características de nuestra tarea hacen que ésta sea más útil cuando se trate de acercarse a épocas que ya no están, que resultan lejanas. Así pues, no parece fácil que, en un mundo hoy presidido por el materialismo, la superficialidad y las prisas, la tarea del cronista se ponga en valor, aunque será bastante más sencillo si acudimos a los datos objetivos que el XLI Congreso de la RAECO, celebrado en la ciudad de Jaén el primer fin de semana de octubre de 2015, nos dejó consigo. El éxito nunca antes visto en cuanto a número de congresistas, número de acompañantes y número de comunicaciones que se presentaron en dicho congreso, legitima la idea de que las cosas están yendo razonablemente bien. Fuimos muchos los que tuvimos ocasión de compartir experiencias y convivencia con otros cronistas de España en la ciudad de Jaén, con motivo del mencionado XLI Congreso de la RAECO.

Estimo necesario señalar que la ciudad de Jaén me acogió con gratitud y afecto y que en este encuentro tan especial entre cronistas hizo de anfitrión el Cronista Oficial de Jaén, que nació en Cambil, municipio del que es también cronista el periodista Vicente Oya Rodríguez, a quien su prolífica trayectoria, el interés que demuestra por la historia de Jaén y Cambil, así como la nobleza de su carácter le valieron oportunos homenajes durante el congreso.

Tuve oportunidad de comprobar, en aquellos días que pasé en Jaén, que los cronistas, con independencia de si tienen más o menos formación académica son personas que tienen un nada despreciable interés por la cultura, por progresar en el conocimiento de aquellos territorios que representan y cuentan con una trayectoria personal que los hace ejemplos de superación, emprendimiento, cultivo intelectual y esfuerzo.

Al leer este texto, quizá se llegue a la convicción del valor positivo que supone para los pueblos el trabajo del cronista. Hasta este tramo de texto, se ha pretendido exponer, a medida que estaba siendo escrito, cuál es mi visión y mi concepto sobre el trabajo y el perfil de cronista. Me he referido en este discurso a particularidades de la labor de cronista desde la óptica de los beneficios que la dedicación del cronista puede suponer para la sociedad, para nuestra memoria como pueblos. Antes de terminar, no quisiera restarle importancia a una reflexión que, como miembro de la RAECO que soy, hago, sobre la RAECO, a otros miembros de la RAECO: En vista de que tenemos potencial para crecer, como así lo ha demostrado el éxito de convocatoria que supuso el nuestro XLI Congreso, hemos de confiar en nosotros mismos, pues dicho congreso fue una oportunidad muy buena para mostrar y revitalizar el buen trabajo realizado por los cronistas, que se pudo apreciar de forma más tangible gracias al buen nivel de las comunicaciones que fueron presentadas por la mayoría de congresistas. Además, hemos de darnos cuenta de que el congreso celebrado en Jaén nos permitió compartir opiniones, ideas, y anécdotas de nuestra vida y de nuestra trayectoria cuya puesta en común resultó muy enriquecedora. Al mismo tiempo, el encuentro nos facilitó establecer lazos de cooperación entre todos, siendo una prueba de que un conjunto muy heterogéneo de personas puede continuar haciendo grande el siempre desinteresado oficio del cronista, que tiene mucho futuro por delante. Y esto creo que lo pensamos todos los miembros de la RAECO, desde el maestro Enrique de Aguinaga, que cuenta con 92 años y una trayectoria que ha alumbrado numerosas publicaciones, hasta yo que, con 22 años, soy un cronista recién llegado.

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