POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Son varios los motivos para que nos centremos en las fiestas de este año.
El primero es un artículo, de opinión, aparecido en la prensa, el día uno de mayo de 1975, del que extraemos: “La Cofradía quiere hacer patente su actividad, sin olvidar el culto, por otra parte muy necesario, organizando un acto en honor de nuestros mayores, reconociendo en ello algo que muchos jóvenes han olvidado. Aires festivos, sí; pero hagámoslo pensando en los demás, socialicemos más las cofradías para que su cristianismo sea vivo y no nos quedemos solos con la desnudez de nuestros pecados. Hacer algo por los demás es hacerlo por nosotros mismos”.
La portada del programa editado en ese año, recogía distintos motivos representativos: la cruz, la guitarra, una golondrina con un clavel en el pico, un jarrón con flores y el escudo de Villanueva. El diseño y dibujo es de José Luis Nula.
Los actos celebrados deben aparecer como segundo motivo. Un triduo en los días anteriores, con los comentarios evangélicos de Antonio Illana de Jaén, funcionario de la delegación de Industria; Juan Moreno, perito industrial y José María Buitrago González, de Torreperogil, funcionario de la Administración Local.
Los escolares rindieron testimonio de amor y fe postrándose ante el Patrón con el ofrecimiento de claveles. Se nombraron los cargos de autoridades infantiles, que recayeron en los alumnos María Luisa Olmedo, Juan José Torres.
En la noche del día dos se visitaron las distintas cruces por las autoridades y Junta Directiva para decidir los premios correspondientes.
Se celebraron una serie de reñidas competiciones deportivas para niños y jóvenes. El ‘III Trofeo Cristo de la Vera-Cruz’ de campo a través en las categorías, alevines, infantiles y juveniles. También se celebraron carreras de cintas en bicicleta; a continuación la banda de cornetas y tambores daban ritmo a las mayorettes de la Hermandad del Santo Ángel de la Guarda de la Puebla de don Fadrique, realizaron el tradicional pasacalle.
En un céntrico local y presidido por autoridades locales y junta rectora de la hermandad, ofrecieron un vino de honor a todos los jubilados como reconocimiento a su labor, a través de los años, y enseñanzas a sus predecesores en la tradición y amor a nuestro Patrón.
En este acto se impuso la cruz de oro, en reconocimiento a los méritos y apoyo a la Cofradía, a Antonio Marín Carrasco, alcalde de la ciudad, a Antonio Alonso Hinojal, que fue párroco de San Andrés y Manuel Alcalá Alejo por sus servicios a la Cofradía, de la que fue tesorero, más de cuarenta años.
Finalmente con toda solemnidad y con un nutrido acompañamiento se efectuó el traslado procesional de la santa imagen, hasta la Parroquia de San Andrés, en donde se ofició la Santa Misa, con homilía a cargo de presbítero Jesús Simón Peinado Mena, delegado diocesano de Apostolado Seglar.
Después se trasladó la imagen hasta las eras de la Virgen de la Cabeza para proceder a la tradicional bendición de los campos con cuyo emotivo acto se inició el regreso de la procesión hasta la ermita.
El tercer motivo para elegir este año de 1975, es que en septiembre de este año se declara a la iglesia de la Vera-Cruz, parroquia, nombrando como titular al sacerdote Julio Rubiales Mora. Se celebró con toda solemnidad una misa concelebrada por el prelado de la diócesis Miguel Peinado.
La localidad se dividió en dos partes asignando a cada una de ellas, la parroquia de San Andrés, según proximidad, o la parroquia de la Vera-Cruz, que además acogió a los anejos de Gútar y la carretera del Tranco.
Estos son los recuerdos de la celebración festiva y religiosa en honor del Patrón de la localidad, Cristo de la Vera-Cruz; respeto y entrega a los mayores; protagonismo y ánimo a los niños; presidentes entregados a su labor, como en aquel año, Juan González y el mantener las tradiciones heredadas de largos años, nos acercan a este periodo de hace cuarenta años.