POR FRANCISCO JAVIER ARELLANO LÓPEZ, CRONISTA DE LUIS MOYA-ZACATECAS (MÉXICO)
La ciudad de Zacatecas amaneció limpia y fresca. Un verano lluvioso ha lustrado la piedra cantera de sus calles. Son las 8 de la mañana del domingo último de agosto del 2025, día de la gran morisma. Es un día espléndido de azul cielo. La avenida Hidalgo amaneció con una valla entubada y con muchos policías. Nadie puede cruzarla. Algunos turistas se incomodan porque no la pueden cruzar, hay que ir hasta la avenida Juárez o hasta catedral para hacerlo. Los rostros militares vigilan y no acceden siquiera a la pregunta. Frente al Portal de Rosales, con su acostumbrada sombra mañanera, recibe a las primeras personas que se acomodan para ver el desfile que, según dicen algunas personas, pasará a las 10 de la mañana. Bajará por la calle Villalpando, dará vuelta por la Juárez y retornará por la Hidalgo. Frente al teatro Calderón es buen lugar para observar la morisma de todos los morismas. Tienen 201 años que los realizan. El cronista Bernardo del Hoyo escribió que en el año 1824 se inició formalmente esta celebración que desde muchos años, más o menos del 1538 se venía celebrando.
Comenzó con una cofradía de San Juan Bautista que está en una capilla ubicada cerca del cerro de La Bufa. Debió comenzar con una danza teatralizada. Simulaban el combate entre moros y cristianos.
Con el tiempo, la cofradía fue agregándole otras acciones que motivaban a participar a todos cófrades. La fiesta tiene 3 acciones importantes: La decapitación de Juan el Bautista, el enfrentamiento de los 12 pares de Francia y la Batalla de Lepanto. La celebración de esta fiesta era en el cerro de Bracho, nombre que tomo como “La Morisma de Bracho”.
El sol se levanta por catedral y el mercado y corre paralelo a la valla. Por el lado del teatro Calderón casi no hay gente. Es mi primera vez que asisto, le dije a la señorita Raquel Mayorga de Turismo cuando me entrevistó. Espero ver una multitud, quiero ver danzantes mexicanos pero no los habrá, es un desfile militar de turcos y cristianos. El maestro universitario Benito López Hernández que está a un lado me dijo que el desfile viene muy retrasado porque los están contando con motivo del Record Guinness.
A las 10:37 apareció el desfile arribando por edificio que explotó en la Toma de Zacatecas, cerca del teatro Calderón. Viene los motociclistas de Seguridad Pública y enseguida varias personalidades con su pantalón bombacho de color rojo, su camisola blanca, una faja azul con la luna y una estrella, símbolos turcos, y un turbante rojo. Se ven impresionantes, sin embargo, lo más atractivo y que se lleva el protagonismo es la banda de guerra de 800 turcos. Sus sonidos invitan al combate. Tanto los tambores como los clarines se oyen al unísono. Muchas mujeres turcas marchan gallarda y militarmente. Ese uniforme rojo y blanco es de origen francés, suavo, específicamente pero ellos lo adoptaron como turco. Los siguientes batallones marchan esplendorosos con los colores representativos de ese país. Las mujeres lucen bellísimos vestidos orientales. Varios personajes llevan sus niños ricamente ataviados, unos los cargan en hombros y otros en brazos. Van a la guerra. Todos cargan un gran bolillo y un huacal de frutas y verduras en su espalda. Los participantes turcos caen bien a la gente y son muchísimos. Ellos debían ganar la batalla. Se dice que anteriormente ellos ganaban las batallas de viernes y sábado pero perdían la del domingo, la definitiva para los cristianos.
La morisma tiene un surrealismo zacatecano. Los rostros de los moros, de los turcos están pintados con el color de las tribus originarias. Los cristianos, por igual.
Ha sido una labor titánica organizar esta morisma. Ya en forma seguida comenzó en el año 1968. Irían 4 mil participantes. Luego subió al doble y llegó hasta 16 mil. Con un asistente más se logrará el record Guinness. Hay expectación por conseguir esta asistencia. Vienen participantes de las 72 colonias y 22 comunidades de la ciudad de Zacatecas, también vienen batallones de Fresnillo, de Morelos, de Guadalupe, Zac. Para organizar este morisma se requiere de un gran General, de un gran estratega y de un gran dirigente. El Profr. Rafael Flores lo ha conseguido.
No todo ha sido miel sobre hojuelas. El maestro universitario me dijo que el año pasado (2024) los morismeros se pelearon por cuestiones de que estaban alcoholizados y quieren los bastones de mando. Fue un combate real. El día de ayer sábado, también pelearon y otra vez fue el alcohol.
Continuemos con el desfile. Después de los participantes turcos llegaron los “barbones” que son parte de los cristianos. Así los conoce la gente. Los encabeza don Juan de Austria. Hay actores o participantes que se dejan crecer su barba original para actuar su personaje. Al igual que la banda de guerra de los moros, la banda de guerra de los cristianos no se queda atrás. Deben hacer miles de ensayos. Los tambores marcan el paso de la tropa, pero al igual que en algunas escuelas, hay un profesor o soldado que marcan, el uno y dos.
Quizá lo más atractivo son los vestuarios de moros y cristianos. La ciudad tiene cierta inclinación con los moros. Deben haber razones. Quizá porque son gente del pueblo. Hay contradicciones en este morisma. Una es el uniforme rojo y blanco. Otra es que los moros le echan porras y cantos a San Juan Bautista. Una más, vi como a tres o cuatro personas turcas descalzas cumpliendo manda. Un mahometano (a) haciendo eso, pues, no. Los soldados cristianos ninguno iba descalzo, todos llevaban botas militares. No pasa nada. La tradición se ha deformado en eso pero, dicen, que la devoción es la buena. La personaje Ericka Solís me dijo que lo hace por tradición, lleva 33 años participando.
El desfile se ha tornado cansado. Los cristianos ya arrastran los pies. En la ex planada del antiguo Palacio de Gobierno se juntaron las tropas. El reloj de catedral se traga las horas y la campana de San Buenaventura sonó varias veces. Es posible que yo la haya escuchado y no haya sido ella. Las palomas pares cruzan la avenida Hidalgo y los soldados cristianos van muy diezmados. Algunos se sientan. Una joven participante se desvanece frente al teatro Calderón. La Cruz Roja llega en auxilio. La insolación amenaza a todos los participantes. 3 horas de desfile son muchas para los niños. Así es como se inyecta la tradición. Los narradores del evento llaman al comisionado de Guinness para que dé le veredicto. En un presídium ubicado frente al mercado, por la calle Hidalgo, están las personalidades de las que destaca la Sra. Sara Hernández de Monreal en comunión con el pueblo.
El veredicto final fue que asistieron a este desfile de la Morisma de Bracho 17 601 participantes con los que se da el Récord Guinness en este año del 2025 como la representación más grande del mundo y para beneplácito de la ciudad y de todos sus participantes que a las 5 de la tarde entrarán en batalla en las lomas de Bracho.
Son cerca de las 2 de la tarde del citado día. Las tropas, el desfile se dirige a su último escenario, Bracho. En el surrealismo zacatecano siempre los cristianos ganan la batalla y los moros triunfan en simpatía y devoción.
