POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
El 20 de noviembre de 1924, naufragó frente a la desembocadura del río Segura, entre Santa Pola y Guardamar, la barca ‘Balandra Ligera’, matrícula de Torrevieja.
La barca navegaba con rumbo a Valencia llevando a bordo ciento treinta toneladas de sal, procedentes de Torrevieja y constituían su tripulación cinco hombres: Mariano Montesinos, Juan Ibáñez, Fermín García, Francisco Ortiz, José Andreu y Antonio Montesinos, todos de Torrevieja.
A la altura de Guardamar fue sorprendida la embarcación por un furioso vendaval que le destrozó la arboladura, quedando sin gobierno y a merced de las olas embravecidas que llevaron a la ‘Balandra Ligera’ hacia un sitio peligroso donde embarrancó y quedó medio deshecha.
Era imposible permanecer un instante más sobre aquel tejido de tablas que los embates de la mar hacían crujir, con gemidos de agonía, separándolas y rompiéndolas. Los marineros se lanzaron al agua y, en una lucha titánica con las olas, pudieron ganar tierra. Sólo quedó a bordo el patrón, Mariano Montesinos, que se mantuvo allí hasta última hora, viendo alejarse a sus compañeros y como pisaban por fin tierra. Entonces, asido a una tabla, se arrojó también al mar, manteniendo una lucha terrible y angustiosa, Montesinos fue recogido en tierra medio moribundo.
Pronto acudieron las autoridades y numerosos vecinos, que se apresuraron a recoger a los náufragos, prestándoles los auxilios que necesitaban y colmándolos de cuidados. Más tarde fueron traslados a Torrevieja.
El 27 de marzo de 1925, a causa de otro furioso temporal, tuvo que abandonar la bahía de Torrevieja el laúd de pesca ‘Segundo Delfín’. En la huida un golpe de mar arrebató al marinero Manuel Baeza Martínez, que se ahogó, siendo una víctima más de la esperada construcción del puerto de Torrevieja.
El 8 de diciembre de 1925, no fue posible sacar en procesión a la Purísima, como estaba anunciado, debido a la lluvia y el mal tiempo. Coincidió con el naufragio del bergantín goleta ‘Marcelina’, matrícula de Barcelona, pero con su tripulación completa natural de Torrevieja.
A comienzos de mayo de 1926, a causa del viento se rompió la amarra de la balandra ‘Pedro’ que se encontraba en la bahía de Torrevieja, embarrancando en la playa. No hubo desgracia alguna.
A mediados de abril de 1927, en Torrevieja reinaba una gran ansiedad por desconocerse el paradero del laúd de pesca ‘Virgen del Carmen’ ya que todos los tripulantes eran hijos de esta población. Las familias telegrafiaron a diversos puntos pidiendo noticias. Te temió lo peor, que bajo los efectos del último temporal hubiesen perecido sus ocho tripulantes, como días después se confirmó.
A finales de noviembre de 1927, debido a las lluvias torrenciales, hubo que lamentar algunos serios percances en Torrevieja y Santa Pola, donde encallaron algunas pequeñas embarcaciones pesqueras, yéndose a pique otras. El velero ‘Joselito’, cargado de sal y conservas fue sorprendido por los temporales, quedando destrozado en la playa de Torrevieja. Por suerte, no hubo que lamentar desgracias personales.
El 4 de enero de 1928, debido al importante temporal de N. y N.E., fueron varadas en tierra y a larga distancia de la orilla todas las embarcaciones de Torrevieja. Los veleros ‘Miguel Murall’, ‘Casandra’, ‘Sebastián Roca’, ‘Veloz’ y ‘Margarita Taberner’ surtos en esa rada, se hicieron de nuevo a la mar unos. Estos de carga, y otros sin haber podido cargar.
El pailebote ‘Veloz’, que se divisó desde Torrevieja capeando el temporal, se vio obligado a correr en popa al tiempo.
El 7 de julio de 1928, entró de arribada forzosa al puerto de Almería la goleta ‘Venus’, de la matrícula de Torrevieja, que navega de Rabat a Alicante con cargamento de carbón y envases vacíos. La tripulación la componían seis hombres, de los cuales los otros tres no presentaron síntoma alguno de intoxicación.
A la altura del puerto almeriense se sintieron enfermos el patrón llamado Salvador Díaz y los marineros Salvador Aracil Fernández, de veinticuatro años, casado y natural de Dénia; y Antonio Gómez, soltero, de Torrevieja; por lo que decidieron recalar allí, siendo reconocidos por los sanitarios del puerto, diagnosticaron que sufrían una grave intoxicación, siendo trasladados al hospital.
El marinero Salvador Aracil falleció a las pocas horas de su ingreso, y el patrón, en vista de la gravedad de su estado, marchó en automóvil a Torrevieja para reunirse con su familia. Antonio Gómez continuó gravemente enfermo durante algún tiempo.
Las autoridades sanitarias del puerto mandaron destruir el menaje de cocina y los artículos alimenticios que quedaban a bordo de la goleta. Se procedió a la desinfección del barco, arrojándose al mar todos los efectos, útiles y artículos de alimentación.
Con motivo del suceso, se trasladó hasta Almería el armador del buque Francisco Soler Francés.
El 7 de noviembre de 1929, a la altura del cabo Negrete, en las cercanías de Portmán, naufragó la goleta ‘Venus’, de la matrícula de Torrevieja, que había entrado el día 5 en el puerto de Cartagena a causa del mal tiempo, zarpando al día siguiente con rumbo a San Pedro del Pinatar.
El vapor francés ‘Huguete’ comunicó de madrugada del 7 de noviembre que había visto la goleta a distancia de dos millas con la quilla hacia arriba. Su casco al parecer, de unas veinte toneladas.
Más tarde dijeron desde Escombreras que habían sido conducidos allí, cinco náufragos de la ‘Venus’, faltando uno de sus tripulantes. Para el lugar del naufragio zarpó ‘Statar’ y el submarino ‘C-3’. En busca de los náufragos salió la lancha de la Comandancia de Marina.
Los cinco náufragos llegaron en la tarde del día 7 a Cartagena a bordo del pailebote ‘Alodin’ que fue el que los había recogido y llevado a Escombreras.
En la tarde del 20 de agosto de 1930, a las cinco y media, cuando se dirigía de Torrevieja a Avilés, con cargamento de sal, el vapor ‘Izaro’, de la casa Zabala y compañía de Bilbao, de 1.962 toneladas, chocó con la parte de proa, con uno de los bajos de las Islas Hormigas, a una milla aproximadamente al N.E. de dichas islas y a una de Cabo Palos. Se abrió una vía de agua de tanta importancia que tardó en hundirse veintidós minutos.
La tripulación compuesta por el capitán Carlos Ruiz y veintiséis personas más que componían su tripulación, fue salvada por el celador del puerto de Cabo de Palos, el sargento de carabineros y el patrón y personal de la Estación de Salvamento de Náufragos, recogiéndolos sanos y salvos en una lancha de las dedicadas al salvamento
En el camión de San José de la Montaña fueron llevados los náufragos a la Comandancia de Marina de Cartagena, a donde llegaron a las ocho y media de la noche y prestaron declaración ante el comandante de Marina señor Aznar.
El 1 de diciembre de 1930, la balandra ‘Pedro’, de la matrícula de Alicante, que procedía de Torrevieja con cargamento de sal, tuvo que refugiarse huyendo de la violencia de un temporal en Punta Aguilones, cerca de Cartagena, desde donde sus tripulantes y el patrón Celedonio Bru pidieron auxilio a Escombreras. Avisado el semáforo de Galeras, éste dio cuenta al Arsenal y salió el ‘Gaditano’ en su auxilio.
Mientras, en Torrevieja, el mismo día por la noche, el furioso temporal arrojó sobre las rocas al velero ‘Félix Martín’, de la matrícula de Valencia, abordando antes a la goleta ‘Carmen’. El primero se perdió y el segundo sufrió grandes averías. Los tripulantes del ‘Félix Martín’ fueron recogidos por un vapor que antes del terrible temporal se había hecho a la mar.
La balandra ‘María Ballester’ se hundió en el puerto, perdiéndose totalmente.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 16 de abril de 2015