JUNTO CON EL ALCALDE JESUS GOMEZ PARTICIPÓ EL ACTO HOMENAJE A LA CARTA MAGNA QUE SE CELEBRÓ EN EL TEATRO JOSE MONLEÓN
TEXTO DEL DISCURSO DEL CRONISTA:
Gracias, señor Alcalde.
Hago extensivas todas sus salutaciones, pero sobre todo una: buen día DE HOMENAJE de la Constitución Española para todos los vecinos de Leganés y gracias por estar aquí esta mañana de sábado.
Como podrán imaginar, es para mí un honor que el Ayuntamiento de la ciudad donde vivo desde 1971 me haya distinguido con semejante regalo, y a la vez, con tamaña responsabilidad.
Una de mis pocas virtudes,creo, es ser un ratón de biblioteca. Mi pasión por la historia y la imperiosa necesidad que tenía en aquellos años setenta de conocer el origen y la génesis de la ciudad que siento como mía, me llevó a percatarme de que un documento fechado en 1280 rezaba textualmente:
«En la alquería de Leganés existió una mujer llamada María, que siendo estéril se encomendó a San Isidro Labrador para poder concebir».
A día de hoy, es aún el documento más antiguo conocido en el que por primera vez figura el nombre de Leganés tal y como lo conocemos.
El reciente acontecimiento que supuso la aprobación de la Constitución Española el 6 de diciembre de 1978, hizo que mi cabeza alumbrara la idea de hacer coincidir de alguna manera ambas efemérides.
La receptividad del entonces alcalde, Ramón Espinar y la labor tan perseverante como genial de artistas del calado de Alberto Muñiz, Luis Arencibia, Manuel Rodríguez Sales y Pedro Cordero Alvarado, alumbraron el monumento a la Constitución (los dos primeros) y el himno oficial de nuestra ciudad (los dos segundos) que cierra este acto todos los años.
Así, el 6 de diciembre de 1980 asistimos a la inauguración del ‘Parque del 700 aniversario’, el monumento a la Carta Magna y la música y la letra que nos representa como leganenses: los de nacimiento y los de adopción.
Ese día, 6 de diciembre de 1980, el pueblo en el que sabemos pasó una noche Santa Teresa de Jesús, en el que vivió durante años Juan de Austria, Jeromín para nosotros, el pueblo donde se decidió detener en la Guerra Civil su primer avance sobre Madrid, el pueblo donde habían pasado tantas cosas, dejaba de ser un pueblo chico como un poblachón manchego y se convertía en una gran ciudad con todas las letras.
Leganés reafirmaba su vocación democrática y avanzaba hacia la modernidad.
Llegados a este punto se hace inevitable instalarse en la colección de tópicos que todos esgrimimos cuando hablamos de nuestra Constitución.
Lo haré de la forma más liviana posible, pero lo haré. Son tópicos, pero son realidades que hago mías.
Para un joven que a los 23 años ve como se desmorona una dictadura, y que por razones de edad ha vivido conscientemente sus últimos coletazos, el advenimiento de la Constitución Española supone, para empezar, un alivio.
Un alivio que trajo ‘vientos de libertad’, pero que a su vez nos proporcionó el orden necesario en nuestro sistema político.
Un ordenamiento que repercute en nuestras vidas cotidianas, pero sin las bridas de tener que dar cuenta de lo que decimos y hacemos… siempre que no traspasemos la libertad de las personas con las que convivimos.
En mi recuerdo están aquellos ‘padres’ de la Constitución a los que yo observaba con admiración y casi devoción. Muchos de los cuales, por cierto, se pasearon por nuestras calles.
De hecho, uno de ellos, Don Gregorio Peces Barba, fue durante muchos años el Rector de uno de los grandes logros de todos los leganenses: que en nuestra ciudad se implantase la Universidad Carlos III, una de las instituciones académicas más prestigiosas de España.
La Constitución Española para este humilde cronista representa, básicamente, eso: libertad, progreso, modernidad, paz y prosperidad.
Me parece que son demasiadas cosas y demasiado importantes como para echarlas en saco roto en estos momentos tan difíciles que solo superaremos para beneficio común, con el esfuerzo y el acuerdo de todos.
Quizás la casa admita algún retoque pero es indiscutible que los cimientos son sólidos y los principios en los que fue fundamentada la Carta Magna fueron y son los que nos han proporcionado el periodo de bienestar más largo que conocemos.
Por mi parte, nada más, solo agradecer al Ayuntamiento de Leganés la oportunidad que me ha brindado, y poder poner en orden estas ideas y espero haber estado a la altura.