SE ESPECIALIZÓ EN EL MUNDO ÁRABE Y EN 1981 ENTRÓ COMO MIEMBRO DE LA REAL ACADEMIA
El médico pediatra y reconocido humanista ANTONIO ARJONA CASTRO falleció el pasado día 8 a los 75 años de edad, a consecuencia de una larga enfermedad. A las 11.00 horas de ayer se le realizó un responso en la capilla del cementerio de la Fuensanta, con motivo de la festividad de la copatrona de Córdoba, mientras que sus restos mortales serán enterrados esta tarde, a las 18.00 horas, en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Zuheros, de donde era CRONISTA OFICIAL desde 1997.
Precisamente, el eminente historiador arabista, que nació en 1938 en la localidad de Priego de Córdoba, desde muy pequeño estuvo ligado al municipio de Zuheros, donde inició sus estudios con su madre, que era maestra en ese pueblo junto con su marido desde el año 1934.
En 1962 ANTONIO ARJONA se graduó en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla con sobresaliente cum laude. Se especializó en pediatría y puericultura por la Escuela Profesional de esa misma Universidad y entre 1962 y 1965 ejerció en el Hospital Infantil de Sevilla, obteniendo ese último año el título de Especialista en Pediatría y Puericultura por el Ministerio de Educación.
Historia de la medicina
Quienes más lo conocieron a lo largo de su vida destacan de su faceta médica su dilatada experiencia en pediatría y alergias, con numerosas publicaciones en revistas especializadas, así como en historia de la medicina en Córdoba, especialmente del siglo XIX.
Pero quizá en el área que más destacó o, mejor dicho, por lo que es más conocido en Córdoba, es por su faceta de historiador. Y es que nada más aterrizar en la capital cordobesa mantuvo contactos con arabistas del corte de Manuel Ocaña, con quien estudió árabe durante 12 años, Juan Bernier o Rafael Castejón, lo que despertó en él una irrefrenable pasión por el mundo musulmán hasta transformarlo en todo un fecundo especialista y un referente para cualquier estudioso en la materia. En 1981 es nombrado miembro de la Real Academia de Córdoba, donde era director del Instituto de Estudios califales y director de su revista al-Mulk. y en 1996 pasa a formar parte de la Real Academia de la Historia de Madrid a propuesta de los profesores Joaquín Vallvé Bermejo y Pedro Laín Entralgo.
Su último trabajo, al que se estaba dedicando en cuerpo y alma con la pasión que le caracterizaba, se centró en la ubicación de al-Madina Al-Zahira, la ciudad de Almanzor que construyó a semejanza de la ciudad de Abderramán III. Al parecer, el académico había logrado localizar algunos restos cerca de Rabanales y Las Quemadas.
Fuente: http://www.abc.es/