PUERTO HURRACO, UNA DOS…Y TRES
Ago 31 2014

POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)

El cuerpo de la presidenta de la Diputación de León yace en la pasarela sobre el río a la altura del centro de salud de La Condesa tras ser tiroteada. / Agencia ICAL
El cuerpo de la presidenta de la Diputación de León yace en la pasarela sobre el río a la altura del centro de salud de La Condesa tras ser tiroteada. / Agencia ICAL

En plena campaña electoral de las europeas nos enteramos de que han matado a tiros a la presidenta de la diputación de León. Las asesinas, madre e hija, usaron una pistola. Lo cual es raro, porque las féminas, puestas a ser malvadas, suelen recurrir a métodos más rebuscados. Les va mejor incitar a un hombre a que haga el trabajo sucio. O recurrir al veneno. Pero, al parecer, la pareja siniestra no encontró un machote a quien cargar el mochuelo. O tenían prisa. Por eso recurrieron al balazo, estilo John Wayne. Las pillaron in fraganti. Porque eran, además de malas, torpes.

Andaba yo horrorizada por los disparates que algunos escriben en las redes sociales, justificando este asesinato, cuando me vino a la cabeza el recuerdo de otras mujeres que han pasado a la historia por su implicación en crímenes. Una de ella fue la princesa de Éboli, mujer guapa, tuerta y malvada. Supo enredar con malas artes a Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que era su alma gemela en lo del chantaje, la mentira y el tráfico de influencias. Aunque esta dama era más lista que las asesinas de León. Por eso le dio tiempo a gozar un tiempo los frutos de sus malas artes, aunque solo podía guiñar con un ojo. A la única que no engañó fue a Santa Teresa de Jesús, porque era infinitamente más inteligente que la de Éboli. Por eso se negó a fundar convento en el pueblo de la tuerta, Pastrana, por mucho que la princesa le prometiera el oro y el moro. La santa de Ávila dijo a sus monjas que mejor seguir pobres que padecer la dictadura de una mala persona. Y le dio portazo. Algo parecido hizo otra priora descalza del XVI, María de la Cruz, cuando vino a fundar en Úbeda: plantó a la rica viuda que les patrocinaba cuando vio que con sus ducados quería robarles la libertad. Ella y sus monjas dejaron la casa del barrio de Santo Tomás y se instalaron en una vivienda pobre, lindera a la mancebía. Allí pasaban frío, privaciones. Pero administraban su dignidad. Pero volvamos al tema de la tuerta de Éboli. Al final resultó que ella y el secretario se pasaron de listos y se implicaron en un asesinato de Estado. Al verse pillados, chantajearon al rey, como un tal Barcenas hace ahora con Rajoy. Pero les salió el tiro por la culata y acabaron mal sus vidas. En el exilio él, presa ella. Sin embargo la de Éboli no rompió la norma femenina de que otros mataran por ella.

De un crimen famoso en España se habló mucho a finales del siglo pasado: el de Puerto Hurraco. Allí dos hermanos se liaron a tiros en el pueblo un día para saldar viejas rencillas. Las malas lenguas contaron que quienes les encendieron la sangre fueron sus hermanas, Ángela y Luciana, que eran dos víboras. Pero dispararon ellos, y acabaron sus días en la cárcel. Son personajes de sainete en esta España nuestra que un día reza a sus santos y otro los quema. Aquí somos excesivos para todo.

Tampoco buscó una pistola para matar al violador de su hija una madre a la que acaban de meter en la cárcel. Estaba este violador disfrutando de un permiso carcelario, y tomando una cañita a la puerta de la casa de la niña violada, cuando tuvo la cara dura de dirigirse a la madre para preguntar por la víctima. No se puede disculpar la reacción de esta mujer cuando le echó gasolina al sinvergüenza, y le prendió fuego; pero nada tiene que ver esto con lo que han hecho las asesinas de León; ni con el crimen de Puerto Hurraco, o con la maldad de la de Éboli y su acolito. Porque lo de esta madre hay que pasarlo, antes de condenar. Por cierto, aquel pájaro de cuentas que fue Antonio Pérez, en su vagar por Europa escapando de la justicia española, hizo mucho daño a España con historias que alimentaron la “leyenda negra”. Y dejó bastante literatura. De las mujeres no se fiaba ni un pelo tras lo sucedido con la tuerta. En una de sus cartas escribió que “no hay leona mas fiera ni fiera mas dañina que una gentil dama. Como tal, guárdate de ellas”. O sea, que tenia claro que mansas del todo no somos cuando nos pisan un pie. Aunque hay muchos modos de matar. A veces también mata la indiferencia, arte muy femenina. Eso dice mi papelera, que piensa como mujer.

Add your Comment

Calendario

noviembre 2025
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930

Archivos

UN PORTAL QUE CONTINÚA ABIERTO A TODO EL MUNDO