
POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
El pasado sábado la plaza de la Constitución de la capital se convirtió en escenario donde vibraron con fuerza todos esos sentimientos dormidos por el paso del tiempo unas veces y otras por aglomeración permanente de ese diario vivir que recoge con rigurosa precisión todo cuanto acontece a su alrededor. Los nombres de dos zamoranos, de dos españoles, de dos soldados de nuestro ejército caídos en un atentado terrorista a miles de kilómetros de su patria y de los suyos mientras desempañaban una Misión de Paz en defensa de los derechos humanos, todo a la sombra y bajo la protección y amparo de esa bandera que un día decididos y felices besaron con la firme promesa de defenderla hasta derramar, si fuera preciso, la última gota de su sangre.
La placa colocada en la Subdelegación del Gobierno recordará siempre a estos dos héroes zamoranos y dos pueblos, Bamba y San Martín del Terroso, guardarán celosamente en sus anales el cariñoso recuerdo de sus dos vecinos, caídos en tan lejanas tierras donde desde los siglos de nuestra Edad Media ya hay huellas de nuestros soldados que perduran a pesar de los avatares de la historia.
El acto, magníficamente organizado y presidido por las autoridades civiles y militares con la ordenada intervención como correspondía a su cargo, fue cerrado por el jefe del CNI que en una brillantísima exposición, salida de lo más profundo de su corazón como español y como militar que lleva sobre sus espaldas la fuerza de nuestra historia, nos hizo temblar de emoción. Por estas tierras, he visto caer a mi lado lágrimas al recordar ese juramento que se sella con el beso a la bandera, gesto que no necesita papeles.
Un acto para recordar porque los toques eran la llamada al recuerdo que todos llevamos dentro. Una fecha y unos nombres a recordar siempre, la cronología nos marca y nos llama siempre.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/