COMUNICADOS DEL MÁS ALLÁ-POR: NICOMEDES

POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).

DE: COLÓN, ALMIRANTE DE LA MAR OCÉANA PARA LÓPEZ, ALMIRANTE DE MACUSPANA

Señor, me dirijo a vos vengado y complacido luego del derribo de su estatua tras de unas horas de haber sido descubierta, esto a manos de un pueblo más sabio que bueno, el que tras recuperar memoria hizo uso del voto para sacar luego de un hartazgo de tres años, a su partido del municipio.

Y es que mientras que “la España de charanga y pandereta” no se había metido con usté, ahora sucede que el nieto de un baturro resultó ser más papista que el Papa…

Pues ná, que más que contento, hoy he danzao junto con mis compañeros de grupo: Pedro de Gante, Juan de Marchena, Bartolomé de Las Casas y Diego de Deza, al son de la pandereta y las castañas, con ruido y más ruido, porque si bien la profecía no se ha cumplío, se va cumpliendo.

Note usía que quien mandó erigir el monumento montado en la glorieta de Reforma no lo hacía para quedar bien a cuatro siglos de nuestra muerte. Diferente el caso de la arrastrada que se daba el alcalde que mandó tallar el vuestro en el que por cierto, reconozco, se ve usté como si pensara…

Ahora bien, mientras nosotros quedamos embodegaos por un rato, estos majaderos le han volado la cabeza al vuestro; no entiendo realmente el tipo de estudios que querrán hacerle, a menos que sea la primera que quieran montar en la esquina de postrero monumento tetramórfico como ocurriera en la Alhóndiga de Guanaxuato.

Y no es necesario mandar sus tiernos apapachos hasta Atlacomulco, lugar de origen y cepa de poder; ellos son quienes le han derribado a nombre del pueblo de Méjico, país que defiende sus instituciones educativas y democráticas a manera de Fuentovejuna, Señor.

Si a mi me bajaron de Reforma, a López Portillo lo desmontaron de su monumento ecuestre de Monterrey, con un pretexto de carácter vial; a Alemán en Ciudad Universitaria lo dinamitaron catorce años luego de haber dejado el poder y a Fox lo derribaron en Boca del Río meses después de salir de su encargo. Pero el derribo de la estatua de un personaje situado en el poder, el que se dice tan competente como amado, ¡eso sí calienta!

Recapacite por un momento, con esta acción debe empezar a quedarle claro que ya casi empieza la fiesta de vendimia, en la que habrá de cosechar las tempestades de tanto viento que ha sembrao.

Peores marejadas soporté yo, mayores insultos y vejaciones mis compañeros de bodega, los evangelizadores, aunque nosotros sí, seguros, de ser, tarde o temprano, reubicados; no sé usté…  El Almirante Colón

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