DOLENCIAS, PADECIMIENTOS, ACHAQUES Y CURACIONES (8)
Feb 22 2014

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE TORREVIEJA

1.ZAMMIT

2.QUESADA

La traicionera y mal llamada “gripe española”, ya muy debilitada, daba sus últimos coletazos a principios del año 1920, reapareciendo con numerosos casos de menor virulencia que los de años anteriores. Los peores fueron los seguidos de una rápida defunción, que fueron muy pocos.

A mediados de 1921, fue nombrado director médico de la Estación Sanitaria del Puerto de Torrevieja, Francisco Borja Martín.

En el día 22 de febrero de 1922, he de dejar constancia de una noticia luctuosa. Víctima de una luctuosa enfermedad y confortada con los santos auxilios espirituales falleció por la mañana la hermana Teresa de la Encarnación, superiora del Santo Hospital, que hacía 21 años, en 1901, había llegado al mismo, junto a otras de las primeras hermanas carmelitas teresianas venidas a Torrevieja. Por la ermita del benéfico establecimiento, convertida en capilla ardiente, desfiló todo el pueblo, demostrando las simpatías que gozaba.

La hermana Teresa de la Encarnación, hacía 21 años que había permanecido al frente del establecimiento, salvo una corta ausencia.

Su entierro, verificado en la tarde del día siguiente del su fallecimiento, constituyó una imponente manifestación de duelo. Abrieron marcha el estandarte y alumnas del Colegio del Hospital; seguían dos filas de señoritas y a continuación el féretro llevado por dependientes del establecimiento. Presidía el duelo la Junta del Santo Hospital, autoridades civiles y militares, e invitados, cerrando la comitiva la banda de música municipal, la sección de carabineros de infantería y caballería, y la representación del Colegio de la Purísima.

El domingo, 4 de junio de 1922, una comisión de jóvenes torrevejenses conocedores de los relevantes méritos y virtudes que concurrían en el gran histólogo y sabio hombre de ciencia Santiago Ramón y Cajal, acordaron tributarle un homenaje de respeto y admiración a tan ilustre español. La cooperación municipal, adhiriéndose a la idea, acordó por unanimidad, poner el nombre de Ramón y Cajal a la hasta entonces llamada calle de la Emerenciana.

Los vecinos de la calle engalanaron sus fachadas, y a las seis de la tarde pudo decirse que todo el pueblo acudió al descubrimiento de la lápida, que debía perpetuar la memoria del sabio catedrático.

El alcalde Rafael Sala García pronunció elocuentes palabras, y al descubrir la lápida, que se hallaba artísticamente adornada con flores, sonó una ruidosa salva de aplausos al propio tiempo que la banda municipal tocaba la marcha Real, resultando un momento solemne y emocionante.

El joven Balbino Barceló pronunció un elocuente discurso, dando a conocer los méritos del homenajeado doctor Ramón y Cajal. Y por último Francisco Escribano, médico del pueblo, que había sido discípulo de Cajal, dio a conocer la vida del sabio y los grandes adelantos que con su incansable estudio había proporcionado a la ciencia médica.

Terminada la ceremonia, el alcalde obsequió a la comisión organizadora del homenaje con dulces, licores y puros habanos, terminando con una alegre fiesta en el salón principal del Casino.

En el mes de julio se inauguraba el edificio de la nueva farmacia del licenciado Fermín Blasco Zammit. El establecimiento estaba enclavado en la calle Quiroga –ahora llamada Ramón Gallud- y donde hasta hace no muchos años estuvo la farmacia de Carlos Soler. Estaba muy acreditado por el completo surtido de medicamentos, disponiendo de un laboratorio con los últimos procedimientos científicos de la época. Fermín Blasco Zammit contrajo matrimonio en Murcia, en abril de 1924, con Magdalena Selgas Tuero, en una ceremonia en la que actuó de celebrante el sacerdote Diego López Tuero. Actuó en nombre del juez el doctor Albaladejo Cerdán, y como testigos figuraron el gobernador general Federico Baeza, Isidoro de la Cierva, Juan Antonio Pérez, José Selgas, Emilio Sánchez Parra, José Ferrán, Gerardo Murphi y José Pardo. La historia conyugal acabó dramáticamente, como quizás, en otra ocasión contaremos en estas páginas.

En 1927 el doctor Manuel Gallud instaló en el Hospital de Caridad de Torrevieja una clínica de odontología para prestar servicio a los pobres.

Claro que también había personas que se aprovechaban de la caridad de las personas. En marzo de 1929, llegó a Barcelona el joven Miguel Estrens Lucas, que –según pregonaba- después de permanecer ciego nueve años había recuperado la visión. Su objetivo –según pregonaba- era recaudar lo suficiente para establecer en su tierra natal, que decía que era Torrevieja, un asilo para ciegos pobres. Se dedicaba a recorrer toda España para obtener de la caridad pública la suficiente cantidad para su instalación, viajando con frecuencia a la capital catalana. Aquí, en Torrevieja, jamás se supo nada de este asunto.

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 22 de febrero de 2014

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