EL PREGÓN FUE PRONUNCIADO ESTE AÑO POR VICTORIANO BORREGUERO, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE TURÉGANO
El Centro Segoviano de Madrid concluyó ayer los actos de su Semana de San Frutos con el acto de entrega del título de Segovianos del Año a Juan Vicente Cuesta Moreno, general de Artillería segoviano; Onésimo Migueláñez de Miguel, empresario nacido en Lastras del Pozo, y Alejandro Moral Antón, prior general de la Orden de San Agustín, nacido en La Vid (enclave segoviano en la provincia burgalesa).
El solemne acto tuvo lugar en el Aula Marqués de Lozoya del Centro Segoviano, que hace las veces de salón de actos, y tras el mismo se celebró un almuerzo de homenaje a los tres Segovianos del Año en La Huerta del Duque, situado en los bajos del centro.
El Centro Segoviano otorga estos títulos a personalidades nacidas en Segovia que “por sus especiales condiciones de bonhomía, de lucha por la vida, de impulso al trabajo, de defensa de las virtudes humanas y de servicio a los demás, se han hecho acreedores” de los mismos, según informa Francisco Puch, cronista oficial de Valdesimonte.
El padre Alejandro Moral, que recorre el mundo llevando ayuda y consuelo a los necesitados, aprovechó la ocasión para afirmar que “sin paz no habrá desarrollo ni justicia y sin justicia no habrá paz”.
El Pregón de San Frutos fue pronunciado este año por Victoriano Borreguero, cronista oficial de la villa de Turégano, quien el día 23 por la tarde disertó sobre la figura del santo eremita en un ameno discurso en el que recordó que aunque la reforma de la Iglesia de Pablo VI excluyó a 33 santos en la lista del santoral católico oficial, San Frutos se libró de la criba, a pesar de que la mayor parte de su biografía se sustente en tradiciones o leyendas.
Borreguero utilizó una frase de Carlos Marx: “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”, de actualidad en los últimos días por ser pronunciada por uno de los líderes de la formación política Podemos en la asamblea que celebró en Madrid el fin de semana anterior. Describía con ella Marx las aspiraciones de la Comuna que tomó el poder en París en 1871 pero el autor del pregón de San Frutos en Madrid concluyó advirtiendo “que el cielo es otra cosa”, después de recordar algunas de esas tradiciones y leyendas que se atribuyen al santo patrón de Segovia.
Según él San Frutos tiene al menos tres dimensiones milagrosas, “legendarias y bastante parrandeadas”: domador de toros, arrodillador de asnos y pariente lejano de la Virgen de la Fuencisla.
Borreguero, en lugar de evocar con un romance la vida de San Frutos, como se hizo en la Plaza Mayor de Segovia, y en general a los que eligieron la vida santa de los eremitas, prefirió la nostalgia de este poema de Jaime Gil de Biedma: “Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde. / Como todos los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante. / Dejar huella quería / y marcharme entre aplausos./ Envejecer, morir, era tan solo / las dimensiones del teatro./ Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma: / envejecer, morir, / es el único argumento de la obra”.
Fuente: http://www.eladelantado.com/