POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
Por su gran preparación y formación los Reyes se fijaron en los Dominicos para confiarles la Inquisición, siendo el más famoso inquisidor Tomás de Torquemada. Una institución llena de muchas sombras.
Y al marchar varios miembros de la Orden Dominicana a evangelizar a los territorios de América y África destacaron por la defensa de los derechos humanos encabezados por Fray Bartolomé de las Casas, Fray Antón de Montesinos o Fray Pedro de Córdoba. Fray Antón proclamó el 21 de Diciembre de 1511 el primer sermón en defensa de los derechos de los indios.
Fundaron infinidad de centros universitarios e impulsaron la devoción a la Virgen María tan extendida actualmente en los países sudamericanos.
En los siglos XVIII y XIX tuvieron una importante crisis, renaciendo la Orden en el siglo XX destacando su papel en el Concilio Vaticano II.
El lema de la orden es “Laudare, benedicere et praedicare” (Alabar, Bendecir y Predicar).
En el año 1529 se produjo la primera llegada de los Dominicos a Cáceres construyendo un monasterio en el sitio donde hasta aquel momento se utilizaba como cárceles de la ciudad y tuvieron que comprarles el terreno al Concejo.
Decir que fueron los Franciscanos los que más se opusieron al establecimiento de los Dominicos en Cáceres señalando la disposición del Fuero Latino que señalaba que no se podían donar tierras tanto a los clérigos regulares como a los seculares, a pesar de que ellos ya se habían beneficiado de ello.
Después de no pocas disputas se regularon las relaciones entre ambas órdenes y convivieron en la ciudad durante siglos desempeñando junto con los Jesuítas una gran labor pastoral en la ciudad.
Deseamos a los queridos Padres Dominicos y, en especial al Padre Juan Carlos González, gran amigo, que sigan mucho tiempo con la magnífica labor que vienen realizando, inclusive en el mundo cofradiero con la Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria, Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos y San Juan Macías, que está representando un revulsivo religioso y social en este querido barrio cacereño de La Mejostilla.