POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Recuerdo haber leído en ediciones antiguas del diccionario de la RAE que por «tortilla» se entiende una «fritada de huevos batidos, en figura redonda o alargada, en la cual se incluye a veces otro manjar».
¡Vaya! Definición esta que emula a aquella que un físico jesuita, allá por el siglo XVIII, dio acerca de la naturaleza de la luz: «Un flujo luminoso emitido por un cuerpo lumínico».
Se ignora (al menos yo, que soy bastante ignorante) en qué momento de su historia la humanidad tuvo la genial idea de freír huevos enteros o batidos.
La «Crónica del Rey don Pedro», siglo XIII, cita a la tortilla como plato popular; y dos siglos después, en 1568, Juan de Mal-lara en su «Philosophia vulgar» aconseja cómo batir los huevos para que la tortilla esponje «haciéndose toda por dentro ojos».
Más aún, en esos tiempos pasados se consideró a la tortilla (la que ahora llamamos a la francesa, pero que es «a la española») como medicamento, tal como demuestra Juan Martínez de la Parra en su libro «Luz de verdades cathólicas»: «Enfermó de no sé qué un muchacho, mandole el médico poner una tortilla de huevos en el estómago, frita en aceite de alacranes».
¿Y qué podemos decir de la tortilla de patata, esa que llamamos tan española?
La tradición cuenta que durante la carlistada de 1833-1840, el general Zumalacárregui y sus hombres, cansados y hambrientos, llegaron a un caserío navarro donde, si bien tenían abundancia de patatas, escaseaban los huevos para atender a todos los comensales.
La mujer que les atendió ideó cocer las patatas, trocearlas en menudo, y con los huevos, batidos, cuajar en aceite una tortilla.
Parece ser que investigaciones muy recientes, basadas en una libreta manuscrita encontrada en la comarca extremeña de Villanueva de la Serena (Badajoz), y referida al siglo XVIII, localizan en esta zona la primera noticia sobre la tortilla de patata.
Claro que ahora preguntarán ustedes: ¿con cebolla o sin ella?
Yo, atendiendo a mis gustos, respondería que con bastante cebolla.
Ustedes, por supuesto, atiendan a los suyos.