POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
A cada paso nos aguarda una sorpresa en las calles de Zacatecas.
Precisamente, hoy, al pasar por el callejón que está ubicado al lado norte del edificio de la Escuela Normal Zacatecas «Manuel Ávila Camacho», me llamó la atención el nombre de esa estrecha vía: CALLEJÓN DEL TENDEDERO.
Si aplicamos la lógica de que desde antiguo, los nombres que se le daban a las calles, callejones, plazas y parajes, obedecía a alguna característica que tenía el lugar en cuestión.
Y, por tanto, pensaríamos que ese callejón se distinguía porque la gente colocaba sus tendederos de ropa después de lavarla.
No obstante, la denominación obedece a otra circunstancia.
Muy cerca de ahí estaba el rastro. Y era en ese callejón donde tendían o ponían a secar las pieles de los animales sacrificados en el rastro, según lo refiere el maestro Roberto Ramos Dávila en su libro Calles y callejones de Zacatecas.
Pero… hoy, al observar el impresionante tendido de cables de todo tipo, digamos que el nombre sigue teniendo vigencia pero ahora por esta nueva razón.