POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
El cultivo de las palmeras datileras a finales del siglo XVIII era aleatorio y, cada agricultor tenía alguna en los márgenes de sus fincas, que habían nacido de forma errática. Como consecuencia, no le daban el cultivo adecuado y, aunque los dátiles los consumían, a nivel casero; no eran de calidad. Su cultivo distaba de ser el adecuado y las uvas datileras no se macheadan en el momento adecuado, por lo que su fruto era escaso y su sabor poco agradable al paladar.
En la Vega Baja del río Segura -concretamente en Orihuela y Elche-, se cultivaban con esmero y obtenían dátiles exquisitos y en cantidades comerciales. Tan es así que el vecino de Elche, Joseph Falcó, era el distribuidor de dicha mercancía a los mercados mayoritarios de Murcia y, de la venta ambulante en los pueblos más distantes y de menor población.
Al mercado semanal de Ulea, llegaban dos arrieros con el apodo de los datileros -con sus reatas de acémilas cargadas de dátiles de dos calidades: los maduros y los adobados en vinagre generalmente. En el año 1783, solicitaron del Ayuntamiento la subida del precio de los dátiles, en relación con otros mercados más cercanos a Elche y Orihuela, por el costo del transporte ya que, tanto los arrieros como sus reatas, tenían que pernoctar en la posada del tío Blas.
Existía la costumbre de pagar en forma de trueque con frutas y hortalizas que se cosechaban y, solicitaron del alcalde que emitiera un bando o un pregón, autorizando que solamente se haría trueque del cincuenta por ciento de la mercancía ya que el gasto de la posada lo tenían que hacer en efectivo, algunas veces lo saldaban con sus ricos dátiles.
La mercadería de los dátiles de la Vega Baja siguió siendo una institución hasta mediados del siglo XIX. Los arrieros iban relevándose de padres a hijos -igual que sus reatas- hasta que el Alcalde Joaquín Miñano Pay expuso al consistorio municipal, la designación de dos vecinos -con cargo a los fondos del Ayuntamiento-, para que se desplazaran a Elche y se adiestraran en el cultivo de las palmeras y la elaboración de sus dátiles.
Los comisionados que aceptaron tal designación con satisfacción fueron: Genaro Palazón y Enrique Pagán. Durante una semana se dedicaron a obtener toda clase de información, a la vez que contrataron planta de calidad; cuyo cultivo, pusieron en marcha de forma experimental en nuestra fértil huerta.
Muchos agricultores aprendieron la forma de cultivar las palmeras, pero fueron unos vecinos de Ojós -que se asentaron en Ulea- los que se especializaron en el cultivo y arreglo de las palmeras; así como de la obtención de dátiles sabrosos y de calidad. Estas familias venidas de Ojós se apellidaban Bermejo y España; precursores de los: Menuo Chispa y Cascos.